Texto por Jesús Ortega.
Fotos por Ana Sof Solís.
El pasado 29 de marzo el emblemático El Plaza Condesa de la Ciudad de México fue testigo del indie rock noventero de James; la banda de Manchester nos hizo parte de su gira «Girl At The End Of The World Tour» y nos encantó.
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Con la ignorancia pura de la música de James, llegué a El Plaza Condesa alegre de la vida como buen godín. Entre la euforia de la gente salieron al escenario y comenzó a sonar la guitarra de «Out to get you».
Unas canciones más tarde junto con un estilo clásico, pude notar que Tim Booth, el vocal, hacía un baile que desprendía una energía que logró contagiar al público, entre ellos, a mí. Logré distinguir un sonido noventero que no había escuchado antes. Me enamoré de canciones como «Trouble» y «Just like a Fred Astaire».
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Algo que me sorprendió muchísimo de esta banda es la cantidad de músicos sobre el escenario y la manera en la que pude ver que se llevaban tan bien. Además del audio espectacular que nos otorga El Plaza Condesa, todos llevaron el tono para dar un espectacular show.
¡Y no solo el audio! Hace mucho no veía a un músico (que no fuera en un festival) estar tan conectado con el público, bajar a cantar cara a cara con la gente, ver ese aliento desgarrador, ver cómo se movía y que su voz siguiera intacta, como si cantara otra persona y él estuviera echando su desmadre con la gente y en el escenario.
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Canciones como «Say something» y «Moving on» fueron muy coreadas por el público. Esta nota no la hubiera logrado hacer si no fuera por Alfredo, un vato súper fan que cantaba todas las canciones y que me di cuenta cómo entregaba toda su energía en acompañar los coros y los bailes de la banda; él me ayudo a saber el nombre de la mayoría de las canciones.
«Jhonny Yen» y «Sometimes» fueron parte de las canciones del encore, que con alegría, la gente y la banda cantaron y bailaron antes de regresar a la triste realidad: James tenía que irse para presentarse en el Roxy de Guadalajara y acompañar en el escenario a Morrissey.
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El ciclo -por desgracia para mí que ya estaba muy clavado con su música- tenía que cerrarse y dar fin a un gran concierto, no sin antes demostrar que a México lo llevan en el corazón, por lo que cerraron la gran noche con «Sit down» con la que para ese momento me quedé clavado mirando al escenario cómo empataba la gente, la banda y el audio; fue el momento exacto para poder relajarme y poderme olvidar por completo de mi vida godín, mis problemas y concentrarme en una sola canción.
Solo puedo decir: ¡Gracias James! Regresen pronto, porque cuando regresen, estaré aquí esperándolos con mis oídos bien abiertos.
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