Por Asfaltos.
En el ambiente se percibía cierto ánimo raro previo al primero de los dos conciertos que los irlandeses de U2 entregarían en nuestro país. Si bien las calles aledañas al Foro Sol se llenaban de muchos fanáticos ya enfundados que iban a ver a uno de los grupos más importantes en los últimos años, el dolor que Ciudad de México había vivido tras el fuerte sismo del pasado 19 de septiembre de 2017 se seguía sintiendo de alguna u otra manera.
La cita estaba pactada para que a las 19:00 horas en punto iniciara el show abridor de la noche, cortesía del ex Oasis, Noel Gallagher. Noel, ahora en su faceta de Noel Gallagher’s High Flying Birds, regaló a los presentes, sin la puntualidad inglesa, 10 canciones que formaron parte de un breve pero estupendo setlist del músico. 5 de las canciones que interpretó fueron de su tiempo como parte de Oasis.
Escuchar clásicos de Oasis como «Wonderwall», «Champagne Supernova» y «Don’t Look Back in Anger», animaron un Foro Sol que apenas empezaba a llenarse. Sobre el escenario diseñado exclusivamente para U2, lucieron unas carpas para guarecerse de la lluvia y apenas un tercio de la pantalla; no importó, en cuanto sonaron los clásicos el decorado quedó en un segundo plano.
Entonces terminó Noel Gallagher, y con su presentación, el Foro Sol empezó a llenarse. En Ciudad de México queríamos distraernos, y sí, también lo necesitábamos. De lo anterior no quedó la menor duda, pues cuando los cuatro miembros de U2 se hicieron del escenario, el porqué siguen siendo uno de los grupos más importantes en el mundo quedó de manifiesto. El inicio no podría haber sido mejor. Setlist cargado de éxitos y de nostalgia. El mejor U2 se escuchaba en el Foro Sol de la capital mexicana.
«Sunday Bloody Sunday» y «New Year’s Day» resultaron golpes contundentes para sacudir y animar a los presentes. Los ánimos ya estaban en todo lo alto y U2 sabían cómo manejarlos. Entonces llegó «Bad». La canción, uno de los temas más importantes de la banda, caló de manera profunda. La música hizo emocionar a todos los presentes, y cuando parecía que ya se había llegado al punto culminante de ésto, el «Cielito Lindo»… Gargantas con nudos recitaron con fuerza una canción que sirvió como catarsis. Sí, U2 llegaban en el momento preciso e indicado.
Después sonó «Pride (In The Name of Love)» y entonces la promesa de esta particular gira dedicada a la nostalgia: el «The Joshua Tree» (1987) entero en el orden de las canciones y con una producción de primer nivel. A 30 años del emblemático álbum de los irlandeses, el festejo no pudo estar más a la altura. En principio el sonido, que para un Foro Sol siempre criticado por ésto, estuvo a la altura de las circunstancias. Luego la producción audiovisual bellamente dirigida por el responsable del arte original del álbum, Anton Corbijn. Finalmente, y como punto importantísimo, la presencia como showman de Bono.
Criticado y criticable, la figura de Bono sobre el escenario cumplió por lo que miles de personas pagaron su boleto. Amo del escenario, con un manejo de éste sumamente envidiable y acompañado además de grandes músicos entre los que siempre destacará el inconfundible sonido de la guitarra de The Edge, Bono simplemente apapachó a los mexicanos.
Tras escuchar «The Joshua Tree» completo siguieron éxitos más recientes como «Beautiful Day» (con guiño al recién fallecido Tom Petty), «Elevation» y «Vertigo». Para la parte final el nuevo sencillo de la banda apagó un poco los ánimos, aunque fue recibida de manera calurosa. Después el cierre ideal.
Primero «Ultraviolet (Light My Way)» que dedicó a todas las mujeres presentes, y en las que en un collage en pantallas mostró imágenes de mujeres, entre ellas varias nacidas en México como Sor Juana Inés de la Cruz, María Félix y hasta Carmen Aristegui; después se dejó venir «One», canción que es destacada siempre por el grupo como la que salvó a la banda y la que consolidó el otro disco estrella, «Achtung Baby» (1991). Al final de la canción la bandera irlandesa y luego la mexicana. Como cierre, quizá no tan improvisado pero sí pensado para este momento en específico de la gira -pues sonó por vez primera en ésta-, «Spanish Eyes».
Las emociones se habían desbordado. Del júbilo se pasó a la tristeza, de la alegría a la euforia. U2 nos habían regalado uno de los mejores conciertos que ha ofrecido la banda en nuestro país; y sin duda uno de los mejores que cualquier grupo ha entregado en México. La calidad fue estupenda; el sentimiento fue increíble.
Un segundo concierto sucedió al día siguiente, el miércoles 4 de octubre. U2 tomó por 2 días Ciudad de México, 2 días que fueron suficientes para animar a los presentes.
Fotos: OCESA / Chino Lemus.
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