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Por Wolfgang Strauss.
Seguramente mientras estudiábamos la secundaria todos nos topamos con los gerundios: “son aquellos que terminan en -ando, -iendo” decían los profesores. A pesar de que todos los días leemos o escuchamos gente que los utiliza, incluso nosotros mismos los empleamos en nuestra habla cotidiana, su empleo “adecuado” puede llegar a causar ciertos dolores de cabeza. En este pequeño artículo les diré qué son estos gerundios y cómo no hay que utilizarlos.
En su sentido más simple un verbo es aquella parte de la oración que es el núcleo del predicado, y que expresa una acción. El verbo es la parte más importante de la oración, y si no hay verbo, estrictamente hablando no hay oración tampoco. Es el verbo el que va a requerir ciertos elementos que lo complementen para tener una oración completa. Un verbo requiere de un sujeto (aunque no siempre), y dependiendo puede requerir un objeto directo o un objeto indirecto. Un verbo puede además acompañarse de ciertos complementos circunstanciales.
Sin embargo, hay formas verbales que comparten al mismo tiempo la naturaleza del verbo y otra naturaleza sintáctica. Estos híbridos del vocabulario son denominados “verboides” (o sea, que tienen forma de verbos). Los verboides al mismo tiempo que son verbos pueden ser sustantivos, adjetivos o adverbios. Los gerundios son los verboides que cumplen con la función de adverbios. Los adverbios son aquellos modificadores que afectan a un verbo o a un adjetivo, incluso a otro adverbio. Los adverbios más comunes son los “modales”, o sea, aquellos que explican “cómo” se lleva a cabo la función de un verbo.
De este modo la principal función de un gerundio será el “cómo” de un verbo. Verbi gratia (para ocupar locuciones latinas): Mi hermano limpia cantando su cuarto, es decir, que el modo en que mi hermano limpia es cantando, es decir, que canta al momento de limpiar. Pese a que los gerundios tienen muchas otras funciones, sería difícil especificar todos sus usos en una sola ocasión. Por eso trataré de explicar en pocas palabras cómo no hay que usarlos.
Un gerundio es un adverbio, no un adjetivo. Por lo tanto debe evitarse su uso cuando funja como un adjetivo, o sea, cuando esté modificando a un sustantivo: Joven hablando inglés busca trabajo. Debe sustituirse por: Joven que habla inglés busca trabajo.
Un gerundio nunca debe emplearse para expresar una acción posterior a la del verbo conjugado: Se incendió una casa, muriendo tres personas. En este caso la acción de “morir” es posterior a la del “incendiar”, la oración anterior se podría expresar de mejor manera: Se incendió la casa y murieron tres personas. Es muy común, encontrar errores de este tipo al emplear gerundios.
Debe evitarse su uso cuando el gerundio tiene un sujeto precedido por una preposición: Vi una noticia sobre los soldados marchando en Reforma. Esa oración debe sustituirse por: Vi una noticia sobre los soldados que marcharon en Reforma.
El gerundio es un verboide muy empleado en español, sin embargo es muy fácil sustituirlo por otro tipo de oraciones subordinadas. Si tienes duda de cómo emplear el gerundio de manera adecuada, y no tienes manera de verificar si lo estás usando bien o no, lo más sencillo es evitar su uso y buscar cómo decir lo mismo de otra manera.
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