¿Cuántos más? Acceso a un sistema eficaz de justicia para indígenas

Por Aranzazú Martínez Galeana.

Con un sistema de impartición de justicia francamente malo, las historias de personas que son encontradas culpables o que sufren de algún tipo de tortura en nuestro país son de sobra conocidas. Mujeres y hombres son víctimas de un aparato que en lugar de corregir y sancionar a los culpables llega incluso a refundir y castigar a quiénes no lo son pero aún peor expone una realidad contundente, la justicia es selectiva. Y para muestra el comunicado de prensa que en días  pasados fue emitido por la Comisión Nacional de Derechos Humanos presidida por el Dr. Raúl Plascencia Villanueva llamado “Acceso a un sistema eficaz de justicia para indígenas”. ¿Algo que destacar? Claro, ¿para indígenas?, ¿acaso no debería ser eficaz para todos sin ningún tipo de distinción? Pues no, no es así.

¿Cuántos más? Acceso a un sistema eficaz de justicia para indígenas.

Según este reporte se calcula que al menos ocho mil indígenas se encuentran presos en las cárceles de México sin tener acceso a condiciones adecuadas desde el inicio de su proceso. Entonces si ya de por sí el sistema de impartición de justicia dista de ser el óptimo en “condiciones normales” ¿qué se puede esperar en estos casos? Según el comunicado “[…]se ha detectado que en la mayoría de los casos, las personas en esta situación,  desconocen la razón por la que son sometidas a proceso y privadas de su libertad.  En muchas ocasiones se viola su derecho al debido proceso porque no reciben  asesoría jurídica inmediata, carecen de intérpretes, traductores o defensores  públicos especializados, lo cual se agrava si además son víctimas de detenciones arbitrarias o maltrato”.

La Comisión concluye diciendo que tanto la detención arbitraria como  la incomunicación, los tratos crueles, la falta de asesoría jurídica inmediata y la falta de traductores en sus lenguas son las violaciones de Derechos Humanos más frecuentes por las que atraviesan. ¿Qué se necesita para que esto cambie?, ¿acaso ser extranjero o extranjera es una condición suficiente para salir libre con un “disculpe, se nos pasó” como carta finiquito? El ser mexicano per se, es teóricamente la condición legal suficiente y necesaria para ser respetado. ¿El ser indígena por qué tendría que entenderse como una categoría distinta sujeta a mayores vulneraciones y violaciones que el promedio?, ¿no es una contradicción que en un país que tanto se vanagloria de su legado cultural los indígenas sigan siendo las víctimas por excelencia?

Claro que es una contradicción y para muestra la liberación anticipada de 245 personas indígenas porque simple y sencillamente no tenían porqué estar encarceladas. Lo anterior fue conseguido a través del Programa de Atención a Indígenas en Reclusión que recién acabó el año pasado. La hoja finaliza refrendando el compromiso que la CNDH tiene con las distintas etnias del país para que sus derechos sean una realidad. ¿Lindo? Pues sí pero también lejano. Por lo pronto, ¿cuántos más seguirán encerrados sin saber el por qué están ahí?, ¿cuántos más son acusados en un idioma que no entienden?, ¿cuántos fueron señalados por cumplir cuotas o intereses que ni entienden?, ¿cuántos sufren de tortura o malos tratos por conseguir declaraciones falsas?, ¿cuántos salieron de su casa un día y no volvieron jamás porque los detuvieron al azar?,¿cuántos han preferido callar porque aprendieron que alzar la voz es sinónimo de golpes? ¿Cuántos? O peor aún, ¿cuántos más?