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Por Mariana Uty Estrada.
Tras el éxito de Hasta el viento tiene miedo (1967), Carlos Enrique Taboada se convirtió en su propio rival cuando regresó al año siguiente con una película que es -a mi parecer- mucho más estremecedora que su antecesora: El libro de piedra. En esta ocasión, el director lleva el horror gótico a un escenario completamente distinto al visto en la cinta pasada; más allá de la aparición de un fantasma, se centra en la obsesión de una niña por su aparentemente amigo imaginario.
Julia es una institutriz contratada por un millonario para hacerse cargo de la educación de su hija Silvia, quien a partir de que se mudó a una gran mansión con su padre y madrastra, pasa todo el día jugando en el enorme jardín con Hugo, una estatua de piedra de un niño leyendo un libro. Mientras que en un principio parece ser un simple juego, justificado por la idea de que todos los niños alguna vez tienen algún amigo imaginario, Julia intenta tranquilizar al padre y a la madrastra de Silvia. Sin embargo, una vez que la niña comienza a realizar “travesuras” que conllevan a extraños sucesos, intentarán descubrir la historia detrás de la estatua.
Ciertamente, la película hecha hace 43 años, sigue haciendo de las suyas y causando terror entre los fanáticos. Entre los puntos a destacar, se encuentra el bien elegido reparto, donde Marga López nos presenta una faceta distinta a la que estamos acostumbrados a ver al interpretar a la amigable y bien intencionada institutriz que logra ganarse la confianza de la niña Silvia, interpretada por Lucy Buj quien realiza un buen trabajo en este papel; aunque pudiera parecer sobreactuada, hace creíble su papel de niña malévola.
La historia es otro elemento a recalcar; aunque en nuestro presente pudiera parecer cliché, no cae en lo absurdo, ni deja cabos sueltos al final, como suele suceder en el intento de crear cierta ambigüedad. Por el contrario, concluye de forma poco convencional e incluso escalofriante, una sorpresa que muy pocas veces nos da el cine mexicano.
Sin entrar en detalles de la trama, les recomiendo ampliamente este filme. Sí disfrutan de los sustos, El libro de piedra es definitivamente la opción, más para la fecha que está por celebrarse. Éste es también un ejemplo de que los efectos no son necesarios para causar miedo; Taboada utiliza y coloca bien sus recursos para crear imágenes memorables, que casi les puedo asegurar que los harán brincar de sus asientos.
podrian poner la historia como cuento de terror???
¡Hola Cynthia! ¿No explicas porfa tu propuesta? Con gusto la tomamos en cuenta. ¡Gracias por leernos! 😉