Por Asfaltos.
De facto Himno del estado de Oaxaca, el vals mexicano escrito por el oaxaqueño Macedonio Alcalá ha sido interpretado por mariachis, bandas, orquestas, y hasta cantantes populares; me refiero a Dios nunca muere, melodía que resulta tan contrastante como el estado y país que le vio nacer. Melodía rica que surge en la pobreza de un México que sigue clamando por revolución.
Macedonio, o «Tío Macedas» (como era llamado de cariño en la Oaxaca donde vivía), fue un hombre humilde, sencillo, pero sumamente talentoso. Sus habilidades musicales eran visibles con el dominio absoluto del instrumento al que le guardó siempre más cariño: el violín. Sin embargo, y como muchos oaxaqueños hoy día (vivió de mediados a finales del siglo XIX), Macedonio vivió en una pobreza extrema que lo llevó a vivir en la región mixteca. Fue en ese sitio donde se encontró con una parte del enorme dolor del «indio» de la región.
Se dice que una de las mujeres indígenas, de la región que lo vio nacer y crecer, se le acercaría para pedirle que compusiera un himno para la virgen patrona de su localidad. En esos momentos de reflexión, pobreza, tristeza y melancolía, surgió quizá una de las más bellas melodías que estas tierras mexicanas hayan escuchado. Un vals que, además de salvarle en su momento de la miseria, le generó prestigio y cariño para todos aquellos que se dejaban conmover. Curioso es que hasta las opulentes fiestas porfiristas se deleitaron con una melodía que nació en la pobreza de ese otro México que hasta hoy persiste.
Fuente: Macedonio Alcalá: una plegaria musical, de Juan Carlos Cruz Rosas.
k tipos de genero hay en esa danza