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Son pocos los foros que se abren para hablar de la literatura, y más aun de la literatura infantil, por lo que los apasionados, los académicos y los que nos jactamos de leer (poco o mucho) buscamos esos espacios para poder escuchar a otros discutir sobre el tema. Sin embargo, hay un problema cuando se refiere al canon, ¿qué es canon? ¿qué textos entran en el “famoso” canon? La realidad es que no existe una respuesta, pero cuando la discusión se centra en la literatura infantil, las cosas se vuelven menos claras.
Este lunes 24, dentro del marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, se llevó a cabo la conferencia Los libros infantiles no son puros cuentos de la maestra Carime Hagg Hagg, quien se refirió a la “buena literatura infantil”, a la “calidad literaria” de los libros para niños, todos estos términos vistos desde la mirada de una psicóloga que trabaja en una escuela primaria. ¿Y por qué recalcar la formación y la experiencia de la maestra Hagg Hagg? Dado que los parámetros de lo que significa la literatura infantil “de calidad” son borrosos, cada quien desde su perspectiva y su disciplina se refiere a ella de maneras distintas. Para Carime Hagg Hagg, la literatura infantil tiene que ver con sus propósitos didácticos; para ella, el canon en la literatura infantil es aquello que cumple con un fin educativo: aprender palabras, enseñarles colores a los niños, ayudar a los padres a crear valores en los niños, entre otras funciones que sí, sin lugar a duda puede cumplir, sin embargo, para varios autores, la literatura no es aleccionadora.
Francisco Hinojosa, escritor mexicano, hace una diferencia entre libros para niños y literatura para niños: en la primera las historias están llenas de diminutivos y de moralejas, mientras que la literatura para menores está más cerca de su realidad, va directo a la acción y no a la descripción, no le teme a las palabras. La diferencia que Hinojosa marca, tiene que ver con la manera en la que la sociedad ve la literatura infantil: como un medio para educar y aleccionar a los niños; pero la literatura infantil no es sólo eso, también puede servir como un medio de entretenimiento. Un medio en el que el niño pueda sentirse identificado y abra su imaginación con historias que no los subestimen, autores como Suzy Lee, Shaun Tann, o la holandesa Linda de Hann tocan temas que van desde el divorcio hasta el matrimonio homosexual, pasando por el problema de migración mundial o la soledad que algunos niños pueden sentir.
La literatura infantil puede funcionar para educar, pero para tener una “calidad literaria”, debe cumplir con muchos más parámetros: un uso del lenguaje complejo que el niño pueda entender, una historia bien contada, pero sobretodo la capacidad que tenga de hacer al niño pensar, razonar, imaginar y lo ayude a resolver conflictos de la vida real y no sólo las lecciones que la escuela ha determinado que “debe” aprender.
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