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Por Luz García Vega.
Es momento de reflexionar y analizar con detenimiento el miedo o represión que sentimos al hablar sobre la muerte. Conoce cómo toda sociedad occidental reacciona y afrenta la idea de morir tarde o temprano. Reconoce a este sociólogo alemán, Norbert Elias a través de este ensayo: La soledad de los moribundos.
Hablar sobre la muerte no es un tema que se desconozca y no se deba o pueda tratar, pero si se le pregunta a alguien si le teme a la muerte o si está preparado para morir: ¿Podrías responder con tranquilidad sobre el fin de tú existencia? Parecería fácil la respuesta, pero si se analiza con detenimiento, no es cuestión de segundos ni de minutos hablar sobre la muerte.
Es precisamente lo que Norbert Elias en La soledad de los moribundos provoca al leer este audaz ensayo. Se trata de una reflexión acerca de cómo reaccionamos al hecho de que tarde o temprano todos vamos a morir. Porque bien sabemos que todos llegaremos al mismo final pero la reflexión radica en cómo tomamos ese hecho. ¿Lo aceptamos y lo afrontamos o lo ignoramos y peor aún, lo reprimimos? ¿Por qué la soledad es la fiel compañera de la muerte? Son preguntas que el mismo Norbert se hizo y las expone de una manera ingeniosa.
En este ensayo no sólo pone en evidencia qué actitud tomamos ante la muerte, cómo nos aferramos a fantasías colectivas e individuales que rodean el hecho de la muerte como sinónimo de inmortalidad o la idea de una vida después de la muerte, sino afirma que la idea de morir es un problema social digno de estudiar y tratar más a fondo. Pues como él refiere: “El problema no es la muerte sino saber de la muerte”
A largo de su obra expone diferentes enfoques de la muerte, coloca ejemplos de sus propias vivencias y con o sin intención deja un sentimiento de melancolía. Así, logra que reflexionemos sobre la actitud que hemos adquirido sobre la muerte hasta antes de leer este ensayo. Esto provoca una sensación de incomodidad, pues es una característica de la forma de escribir de Norbert Elias, ya que es tan tajante y directo que podría incomodar, pues nos sentimos identificados, por ejemplo cuando menciona:
Que no sabemos qué actitud tomar ante la muerte de un pariente o qué palabras decir cuando alguien está desahuciado. Esto nos hace pensar: ¿Qué debemos hacer para que los moribundos se sientan aún vivos?
El Fondo de Cultura Económica tiene una excelente edición, con la traducción de Carlos Martín.
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