El disgusto en el Politécnico Nacional

Por Daniel Higa Alquicira.

Después del movimiento #YoSoy132, la actividad estudiantil en cuanto a marchas y protestas había bajado de intensidad, sobre todo en la capital del país.

El disgusto en el Politécnico Nacional.

Pero el pasado 25 de septiembre algunas calles de la ciudad de México fueron tomadas por alumnos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) para protestar por dos cosas: un Nuevo Plan de Estudios en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) Unidad Zacatenco, y cambios al Reglamento Interno.

Miles de jóvenes –7 mil dice la policía, 10 mil las autoridades del IPN y 14 mil los organizadores– bloquearon las calles y se plantaron enfrente de la Dirección General de IPN. En estas marchas participaron principalmente alumnos de ESIA Unidad Zacatenco, la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería y Ciencias Sociales y Administrativas (Upiicsa) y la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA) Unidad Tecamachalco, además de algunas Vocacionales.

La principal molestia de los alumnos y ex alumnos del Poli fue que las modificaciones al Reglamento Interno pretendían eliminar los títulos académicos actuales –como ingenieros o licenciados– y en su lugar darles a los egresados el grado de “técnicos superiores”.

Esto provocó una reacción inmediata en las redes sociales, y con el hashtag #TodosSomosPolitécnico se reforzó el enojo y se llamó a la acción para no permitir estos cambios.

Por su parte, las autoridades del IPN publicaron un comunicado en donde explicaban que el nuevo Reglamento Interno todavía no se aplica y que “entrará en vigor hasta su publicación en la Gaceta Politécnica”.

Con respecto a lo de los grados académicos, el IPN aseguró que “se mantienen así [como hasta ahora están], los títulos de las licenciaturas de las áreas médico-biológicas, de ingeniería y físico matemáticas y económico administrativas”.

De igual forma, esta casa de estudios informó que “se aplaza hasta el próximo año la aplicación del Plan de Estudios 2014 de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura Unidad Zacatenco; se mantendrá vigente el de 2004 y se llevará a cabo un proceso de revisión en el que participarán los alumnos”.

Pero, una carta escrita por el maestro Demetrio Galíndez López, profesor de la Academia de Vías Terrestres de la ESIA, Unidad Zacatenco, contiene elementos para sospechar que en el nuevo Plan de Estudios que se intentó aplicar hay errores, omisiones o una intención premeditada por eliminar materias y conocimientos claves para los futuros profesionales.

“Es claro que quedaron fuera asignaturas, materias o unidades de aprendizaje que son parte integrante de la ingeniaría civil… Una de las materias omitidas es la de Ingeniería de Tránsito y Transporte… otra omisión es la asignatura de Ferrocarriles y una de las omisiones que mayor reacción ha generado en la comunidad de la ESIA es la asignatura de Aeropuertos”, dice el maestro Galíndez López.

Pero qué trascendencia tiene esto con respecto al futuro profesional de los jóvenes egresados de esta escuela: esto lo explica de forma perfecta el académico. Según el Plan Nacional de Desarrollo (PND), se tienen presupuestados 1.28 billones de pesos para infraestructura de comunicaciones y transporte en proyectos estratégicos.

Uno de ellos es el nuevo aeropuerto de la ciudad de México que está proyectado en al menos tres fases a desarrollarse de forma inmediata y a largo plazo. Luego están los proyectos de trenes como el México-Toluca, México-Querétaro y el Transpeninsular de Yucatán. En total son 19 proyectos ferroviarios y de transporte masivo en todo el país.

“Como se puede ver, de omitirse esas materias se dejaría a los alumnos que cursen el plan de estudios 2014 sin el conocimiento de esas unidades de aprendizaje: Aeropuertos, Ferrocarriles e Ingeniería de Tránsito; lo que limitaría considerablemente su campo de acción profesional al egresar”, explica el maestro Demetrio Galíndez.

Ahora bien, el que los alumnos tengan estas deficiencias académicas básicas –al menos para la ingeniería civil– implica que su posibilidad de encontrar trabajo en esos grandes proyectos nacionales o en otras áreas profesionales, se reduce.

Además, las empresas los pueden catalogar en los niveles más bajos por su falta de conocimiento, y en la práctica su título se denigra efectivamente al de un técnico superior.

No hace falta que en el nuevo Reglamento Interno se especifique un cambio en la nomenclatura de los grados académicos actuales, basta que en los planes de estudio existan este tipo de errores u omisiones, para que los egresados pasen a ser unos “ingenieros” mal formados y se conviertan en “mano de obra calificada” y de bajo costo para las empresas.

Estamos en una etapa difícil en donde una licenciatura ya no basta siquiera para asegurar un puesto de trabajo. Las exigencias en el mercado laboral son cada vez más selectivas y específicas, por lo que limitar o excluir conocimientos básicos de los planes de estudios universitarios significa condenar a sus egresados al desempleo, subempleo o en el mejor de los casos, a tener salarios indignos y paupérrimos.

Este es el trasfondo del asunto IPN. No se trata de que se haya “convertido en un problema político con una fuerte injerencia externa”, como señaló Yoloxóchitl Bustamante, directora general del Instituto Politécnico Nacional (IPN), sino de debilitar un proyecto educativo nacional que está rompiendo las esperanzas de miles de jóvenes que ingresan a las escuelas superiores buscando una alternativa para mejorar sus condiciones de vida.