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Por Enrique Ortiz.
«Tlacuhilo, el pintor. El pintor: de la tinta negra y roja, artista, creador de cosas con el agua negra. Diseña las cosas con el carbón, las dibuja, prepara el color negro, lo muele, lo aplica. El buen pintor entendido, Dios en su corazón, diviniza con su corazón las cosas, dialoga con su propio corazón. Conoce los colores, los aplica, sombrea; dibuja los pies, las caras, traza las sombras, logra un perfecto acabado», extracto del Códice Matritense.
Una pieza clave para entender cómo eran las sociedades prehispánicas que vivieron en el actual territorio de México, son los códices que dejaron en su haber. Son muy preciados debido a su antigüedad y a que pocos fueron los que sobrevivieron a la destrucción sistemática que los frailes realizaron en el nuevo continente entre los cuales destacan Fray Juan de Zumárraga y Fray Lambda. Ellos justificaban la destrucción diciendo que era el resultado del trabajo del demonio el cual tenía control sobre los nativos antes de que llegara la verdadera fe. La destrucción fue tan generalizada que los mismos indígenas conversos al catolicismo denunciaban a sus propios familiares que escondían los códices en lugares remotos como cuevas o manantiales.
Pero no generalicemos, existieron otros religiosos como Durán, las Casas y Sahagún que se preocuparon por investigar y dejar un testimonio de la riqueza cultural de las civilizaciones mesoamericanas. Pero, ¿qué es un códice? Se le llaman códices, del latín codex a libro manuscrito, a los documentos pictóricos o de imágenes realizados como productos culturales de las grandes civilizaciones maya, mexica, mixteca otomí, purépecha, etc., que surgieron y se desarrollaron en Mesoamérica. Tenían distintos propósitos desde cuestiones administrativas -por ejemplo para saber cuál había sido el tributo entregado durante un periodo de tiempo a Tenochtitlan-, religiosas -como el Tonalpohualli (Códice Vaticano B) el cuál era un documento de consulta para poner nombre a un recién nacido-, y calendáricas. También tenían como propósito dejar registro de grandes hazañas de gobernantes, de linajes o gobernantes como el caso del Códice Colombino que narra las conquistas del gobernante mixteco 8 Venado.
Se pueden catalogar como prehispánicos, coloniales tempranos y tardíos. Fue tan masiva la destrucción de códices en nuestro país durante la colonia que sólo quedaron 20 códices prehispánicos, de los cuales sólo existen 2 en nuestro país bajo el resguardo de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. Los restantes se encuentran repartidos en universidades y museos europeos principalmente.
¿Quiénes realizaban los códices? Estos artistas se les llamaba tlacuilos (náhuatl tlacuiloa que significa el que labra la piedra o la madera) y eran tomados de cualquier clase social desde niños. Eran llevados a colegios donde desde temprana edad les enseñaban a dibujar y a pintar sobre láminas de papel amate, fibra de henequén, pieles de animales (venado) o textiles de algodón. No bastaba con dominar esta actividad para ser un excelente tlacuilo, también tenían que aprender con detalle a representar por medio de pictogramas su lengua, como aprender la cultura e historia de su pueblo. Al tener todos estos conocimientos los tlacuilos fácilmente subían en la jerarquía social pues eran muy apreciados por gobernantes, sacerdotes, jueces e inclusive por guerreros para escribir los mensajes durante tiempo de guerra. Los códices en tiempos prehispánicos del postclásico erab guardados en amoxcallis o “casa de códices”. Inclusive después de la conquista estos personajes era muy valorados por las autoridades coloniales como lo atestigua la anécdota en la que el Virrey Antonio de Mendoza ordenó a los tlacuilos que hicieran una representación de su historia y cultura para enviarla al monarca español, Felipe II. Esta tarea tuvo como resultado el Códice Mendocino, uno de los más hermosos códices mexicas que actualmente se encuentra en la Universidad de Oxford en Inglaterra.
Finalmente me gustaría invitarlos a la exposición más grande de códices que ha tenido nuestro país, Códices de México, memorias y saberes, ubicada en el Museo de Antropología e Historia en el Distrito Federal. En esta colección destaca la matrícula de tributos, el Códice Moctezuma (donde se ve al Huey Tlatoani del mismo nombre siendo atravesado por una espada castellana), el Códice Cruz-Badiano, la Tira de la Peregrinación y el recién adquirido Códice Chimalpahin comprado por el gobierno de México recientemente por 14 mdp. La exposición fue inaugurada el 17 de septiembre y cerrará sus puertas a principios de enero del 2015. No lleven cámaras, por seguridad no se permiten foto de ningún tipo.
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