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Por Ligiaele.
En el verano de 2012 una película de ciencia ficción acaparó totalmente mi atención, no sólo por la presencia de un androide de nombre David -encarnado por el atractivo Michael Fassbender-, sino por ser la precuela de Alien: el octavo pasajero (1979), película dirigida por el director Ridley Scott, y premiada con un Oscar en la categoría de Mejores efectos visuales. El éxito derivó en varias secuelas dirigidas por otros directores, cómics, videojuegos y juguetes, convirtiéndose en una franquicia exitosa y de la cual retomó Ridley para dirigir Prometheus.
El pasado mes de septiembre la editorial Dark Horse, junto al escritor Paul Tobin, lanzó el cómic Prometheus: Fire and Stone el cual constará de 7 números. La historia será el puente entre la primera película y la continuación.
El inicio de esta historia surge con la investigación de los arqueólogos Elizabeth Shaw y Charlie Holloway en el año 2089, quienes plantean que el origen del ser humano proviene de otro planeta. Su hipótesis propone que a través de las diferentes culturas se muestra el mismo patrón de un mapa interestelar que apunta la trayectoria hasta la luna LV-223, la única habitable en el espacio.
El multimillonario Peter Weyland es quien financia esta excursión para comprobar las hipótesis de los arqueólogos, aunque también los acompaña en esa exploración de manera secreta.
La película termina en una misión poco afortunada y la desaparición de la nave con sus tripulantes, y es aquí en donde el cómic comienza.
En 2090 se envía un rastreador a la luna LV-223 para localizar al empresario Weyland, y al no recibir respuesta, envían a un grupo de exploradores para localizarlo.
En 2219, este grupo de exploradores se encuentran con una luna poblada por xenomorphs en todas sus mutaciones posibles, además de una exótica flora y nuevamente la presencia de un líquido negro del que se cree, es un acelerador o un material evolutivo que combinado con diferentes ADN’s es capaz de generar nuevas formas de vida; sólo que con efectos colaterales, agresiones y deformidades como los principales factores.
Conforme avanzan en su búsqueda, se encuentran con una nave y varios “contratiempos”. El grupo se divide y en una cueva, se quedan dos científicos con el estudio de uno de los tripulantes de Prometheus, quien describe los beneficios que también pueden obtener de dicha sustancia.
El arte lo realizó el argentino Juan Ferreyra, y es todo lo terrorífico y oscuro que caracteriza a esta franquicia. Los detalles de los xenomorphs no demerita en lo más mínimo a los de la película, y sí se pueden llevar algunos sustos.
El cómic me tiene enganchada pero desafortunadamente la entrega será mensual. Por lo pronto rescato una expresión de uno de los científicos que al ver a dos clases diferentes de “xeno-hormigas” peleando entre sí, expresa: “Sometimes you find the biggest answers in the smallest places.”
Prometheus: Fire and Stone #1
Guión Paul Tobin
Arte Juan Ferreyra
Tintas Eduardo Ferreyta
Portadas 1 y 2 David Palumbo
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