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En los últimos años, quienes amamos la letras, hemos padecido la pérdida de grandes exponentes. Ya casi se acaba 2014 y, sin piedad, nos atestó un último golpe. El día de ayer 3 de diciembre, a los 81 años de edad, falleció el periodista, dramaturgo y guionista mexicano Vicente Leñero. Además de un fraterno y sincero abrazo a familia y amigos, aquí nuestra despedida.
Apasionado del ajedrez, el cine y el béisbol, Vicente Leñero encontró en la ingeniería civil su primera profesión, mas sin embargo en el periodismo encontró su verdadera vocación. Cuentos, novelas, obras de teatro y guiones cinematográficos son parte de algunos de los muchos textos en los que Leñero vació talento que afortunadamente nos queda hoy.
Entre sus textos más destacados nos encontramos con La voz adolorida, Los albañiles, El evangelio de Lucas Gavilán y Pueblo rechazado, por mencionar algunas.
Como es costumbre, y en general la recomendación en la redacción de Reconoce MX, la mejor forma de despedir a un artista es con su obra; por lo que en el caso de Leñero toca lo propio con sus textos, y en esta ocasión con la recomendación que fue una de sus últimas novelas, por cierto, una de las más sentidas.
La primera vez que me acerqué a Vicente Leñero fue con su extraordinario texto Los periodistas, en el que relataba el golpe -desde una posición privilegiada- que el presidente Luis Echeverría atestó al diario Excélsior de Julio Scherer.
Tras leer ese extraordinario texto de Vicente Leñero me decidí por uno segundo llamado La vida que se va; editado por Alfaguara en 1999 y con 329 páginas. Después de algunos años de textos diversos alejados al género novelístico, La vida que se va significó el regreso del autor a uno de los formatos que mejor sabía escribir. Combinando sus mejores talentos Leñero nos regaló una obra entrañable.
En la historia donde nos encontramos con un reportero mal pagado que desea escribir, con la colonia Roma, y con la ciudad de México, Leñero nos adentra en su historia a sitios verdaderos que nos hacen pensar por momentos que lo que leemos es más un reportaje que una ficción. Sin embargo Leñero nos lleva también por terrenos más propios de la fantasía; Norma, la protagonista, vive varias vidas simultáneas al momento que se plantea el casi dramático «y si hubiera».
La vida que se va resulta entonces la presentación de varios destinos posibles para la protagonista, vivir en México con su padre o irse de mudanza con su familia a Guanajuato tras la muerte de la madre; y muchas otras más que se presentan en la novela. El texto, que nos hace cómplices de lo que vamos descubriendo de la propia Norma a través de un reportero, resulta en un ejercicio que mantiene al lector expectante; atento.
Novela que resulta en una especie de recuento de vida, La vida que se va es una despedida idónea para un escritor que como José Emilio Pacheco y Gabriel García Márquez -a quienes también despedimos este 2014-, tanta falta nos hará a partir de hoy y por siempre. ¡Hasta luego, Vicente! ¡Gracias por tus letras, por tu trabajo, por tu legado!
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