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“Acuérdate de Acapulco, María Bonita…” le dijo alguna vez Agustín Lara a María Félix en una de sus canciones. Era esa época en donde el puerto del Pacífico mexicano era el paraíso terrenal para ricos, famosos y para realizar inversiones millonarias con dinero procedente de la mafia italoamericana de los Estados Unidos.
Con la anuencia de Miguel Alemán; Virginia Hill, Benjamin Siegel, Frank Costello y Meyer Lansky, todos parte del clan del famoso mafioso Lucky Luciano, introdujeron todo un proyecto de desarrollo turístico con casinos y hoteles de lujo para convertir a Acapulco en una especie del “Montecarlo de América Latina”, como lo señala Juan Alberto Cedillo, autor del libro La cosa nostra (1938-1950).
Esto permitió darle vida a uno de los lugares más famosos del mundo por su belleza natural. Se convirtió en el sitio favorito del jet set mundial y el negocio prosperó tal como lo habían planeado los estrategas financieros y los operadores de la mafia gringa.
Sin embargo, con el inicio del s. XXI Acapulco pasó de ser un lugar de ensueño a uno donde el pasado mafioso de lujos, glamour y elegancia cedió su pasó a la de sicarios dispuestos a “limpiar” el puerto de “contras”, lo que originó una guerra tremenda de la cual apenas ahora se están viendo los resultados.
En 2010 México se escandalizó cuando Ciudad Juárez fue nombrada con el título de la más violenta del mundo. Tres años después, Acapulco ya tenía la medalla de bronce en este sector y se consolidó un año después en esta lista de urbes con más homicidios dolosos.
Según el reporte Listado de las 50 ciudades más violentas del mundo 2014, elaborado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal A.C., en Acapulco se registraron 883 asesinatos –lo que la coloca en el tercer puesto debajo de Caracas (3,797) y San Pedro Sula (1,371)-.
El puerto más famoso de México tiene una tasa promedio de homicidios de 104. 16 por cada 100,000 habitantes. Cada día se asesinaron 2.4 personas, y para 2015 las cosas pintan peores debido a que las situación de violencia sigue creciendo junto con el número de asesinatos.
Algún día el origen mafioso de Acapulco se iba a volver su contra, ya que si para Lucky Luciano y su gente este era un lugar privilegiado para lavar dinero con negocios turísticos lícitos, para el narcotráfico es una de las puertas de entrada más valiosas para contrabandear droga desde Sudamérica y Asia.
Así, el descabezamiento de las grandes estructuras de los grupos del crimen organizado que controlaban la zona del Pacífico, ha originado el surgimiento de células pequeñas provenientes de esas organizaciones que se han peleado la plaza al menos una década entera.
Y como cada vez hay más grupos independientes peleándose el control, la competencia es cada vez mayor y el mercado se cierra, por lo que el aumento de los homicidios es una consecuencia lógica de la descomposición social, institucional y de gobierno, que ha abierto la puerta a la impunidad y a que los criminales se hayan adueñado de la vida productiva de Acapulco.
En un texto anterior hablábamos sobre la inseguridad que priva en el puerto y cómo ha afectado las actividades de las personas, sobre todo de las escuelas, en donde más de 100 planteles están cerrados por la falta de garantías para que los maestros y los alumnos puedan asistir a clases sin que se ponga en riesgo su vida.
Platicando con personas que fueron en el periodo vacacional decembrino a Acapulco, aprovechando el descuento en casetas y en algunos paquetes hoteleros, me comentaron que la seguridad había aumentado, que había mucha presencia de fuerzas federales y que en esos días, la fiesta y la diversión hacían recordar esos momentos de gloria en donde todo funcionaba bien.
Pero la realidad es mucho más dura para los 847,735 habitantes de esta ciudad, que día con día han visto como los asesinatos han sobrepasado su capacidad de asombro y las familias lloran en silencio la muerte de alguno de sus miembros.
¿Pero qué dicen las autoridades con respecto a ser la tercera ciudad más violenta del mundo? Al parecer no les importa mucho este dato, en gran medida porque la situación está impregnada por la corrupción y los contubernios entre los grupos criminales y algunas de las autoridades estatales y municipales.
Así, Acapulco seguirá añorando sus días de gloria, en donde era el lugar preferido de ricos y famosos… mientras tanto, sus muertos se acumulan.
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