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Por Asfaltos.
No sé ustedes, pero yo, no soy de mucho picante (y que conste que no dije de mucho chile, porque ya ven que pa’l doble sentido, los mexicanos nos pintamos solitos). Sin embargo, y como yo sé que muchos de ustedes sí son fieles seguidores del picor, me acordé de una canción que me da siempre mucha gracia.
Graduado como arquitecto, pero humorista por convicción y por profesión, Alejandro García Villalón (mejor conocido como Virulo) nació en La Habana, Cuba, un ya lejano 5 de enero de 1955. Si bien actualmente vive en Cuba, Virulo vivió por muchos años en nuestro país; para ser exactos, desde finales de la década de los 80 hasta el año de 2008.
Su labor como músico dio inicio con su álbum «La historia de Cuba», y prosiguió con diversos materiales como «Chile habanero» (2004); que incluye canciones como «Lo que le pasó a Nyerere», «28 de enero», «Que bueno está Camagüey» y «Chile habanero», entre otras.
Es precisamente «Chile habanero» la canción que les presento hoy. En ella, Virulo nos cuenta cómo cuando llegó a México se fue a cenar con unos compañeros a un restaurant donde se encontró con un chile habanero. A pesar de las advertencias de quienes le acompañaban, Virulo se dejó seducir por el pequeño chile que sin miramientos, al probar le «hizo llorar el hocico».
Así transcurre esta canción de un chile que si bien es más reconocido por ser de zonas como Yucatán, Campeche y Quintana Roo; en «Chile habanero» de Virulo aparece también asociado al mexica Moctezuma por su «maldecida» maldición. Sí, esa que ataca al extranjero que como Virulo se atreve a probar del chile nacional (y que conste que aquí ya no me censuré).
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