Pienso a cada ciudad como un reflejo de la memoria de su pueblo. La traza desordenada que ahora tapiza al Valle de Anáhuac es por tanto el gran laberinto de nuestros recuerdos. Todas aquellas impresiones que heredamos de nuestros ancestros, directa o indirectamente, revisten el terreno y configuran topografías temporales como capas de significado superpuestas.
La historia gráfica de la ciudad confirma la evolución laberíntica de la capital mexicana. Y valga decir: el laberinto no es necesariamente una imagen negativa. Lo será quizás para la racionalidad occidental, ¿pero para esta identidad polimorfa y caprichosa que es la “mexicanidad”?
Las representaciones de la ciudad van de lo geométrico y orgánico a lo anárquico y artificial, como la historia misma de esta gran ciudad. Porque si la ciudad es un reflejo de la memoria de su pueblo, los mapas son el registro de esos órdenes de memoria. Un rasgo característico de la historia cartográfica del valle, específicamente desde la conquista, es su horizonte fantástico. Comencemos con el mapa de Hernán Cortés.
Esta imagen siempre me ha hecho pensar en los planos de Aquino para su Utopía (ver más abajo). Difícilmente podríamos atribuir su iconografía al universo azteca. Lo que vemos en el mapa de Cortés es más bien una proyección de sus ideales de ciudad. Lo mismo en el otro mapa que aquí comparto, cercano al mapa de Cortés. Europa impostada sobre Tenochtitlán.
Conforme la ciudad evolucionó, esta imposición terminó por concretarse. Pero como era de esperarse, de la fusión surgió un híbrido que nos remite a la ciudad laberinto. ¿Qué pueden decirnos los mapas sobre nuestra identidad? La historia, sospecho, es una brújula para navegar por el laberinto. No para salir, porque del laberinto en el que estamos no hay salida. Lo más cercano a una “salida” es la aceptación de esta complejidad identitaria. Aquí una selección de mapas para comenzar con este ejercicio de imaginación. Pero antes, para terminar, la cita que un amigo escribió para un proyecto bajo mi dirección (http://ciudadmerced.mx): “No hay gente con mala memoria: hay gente con pereza de andar por caminos invisibles”, Oswaldo Hernández Trujillo. Este breve muestrario de mapas es, así, un compendio de portales a territorios invisibles (invisibles a simple vista, por lo menos, pero que de ser descubiertos, se convierten en rutas hacia un futuro posible, un futuro donde la historia guíe nuestra conciencia).
Pablo Martínez Zárate. Ciudad de México, 1982. Maestro en Medios Digitales y Cultura por la Universidad de Edimburgo, doctorando en Comunicación por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México (UIA). Académico de tiempo completo en el Departamento de Comunicación de la UIA, donde coordina el Laboratorio de Fotografía y Convergencia Digital y es fundador de “Multiplex. Seminario permanente de prácticas y estudios transmedia”. Escritor, artista multimedia, investigador y gestor cultural con experiencia como Jefe de Difusión y Cine del Museo Nacional de Arte (2011-2013), miembro del colectivo Somosmexas y director de www.menumamedia.net. Retrato: Maurizio Solis Broca.
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