Por Ximena Torres.
Este lunes Kadavar regresó, después de un año, a escenarios mexicanos. Con un muy buen set y un publico lleno de energía Kadavar puso a cantar y saltar a El Plaza Condesa.
Llegué al lugar y lo primero que noté fueron muchos hombres con pelo largo, muchas botas, tenis y una gran variedad de playeras de bandas de rock.
Poco a poco se fue llenando el recinto, y a diferencia de otros conciertos donde la gente llega mil horas antes para estar hasta enfrente, el publico de Kadavar llegaba relajado, compraban cervezas y después buscaban donde se iban a acomodar.
A pocos minutos de que dieran las 21:00 hoeas el ruido ya era muy fuerte y el lugar se encontraba casi lleno, para las 21:05 horas los clásicos chiflidos comenzaban a sonar.
En punto de las 21:15 horas salieron los tres integrantes y, después de hacer la pregunta de cómo se encontraba el público, se dispusieron a comenzar a tocar. En cuanto sonaron las primeras notas los gritos disminuyeron un poco y los famosos head bangs no tardaron en hacerse presentes.
Abrieron con tres canciones de su nuevo álbum «Berlin»; la gente lo disfrutaba, pero era un poco obvio que era material reciente. Después Christoph «Lupus» Lindemann, el vocalista, dijo que era muy bueno regresar a México y esto emocionó mucho a los presentes. El público comenzó a gritar repetidamente el nombre de la banda, Cristoph preguntó al publico si se encontraban listos y comenzaron a tocar «Black sun», canción perteneciente al disco «Kadavar». Con esta canción el público no dejó de cantar junto con la banda, ni de alzar las manos aplaudiendo al ritmo de la música.
A donde voltearas podías ver gente moviendo la cabeza con mucha intensidad, incluso los integrantes de la banda no podían dejar de moverla mientras tocaban. Tampoco faltaba el fan dentro del público que tocaba con su guitarra de aire, pero eso sí, con toda la intensidad y emoción como si se tratase de él tocando sobre el escenario.
En los silencios, entre los cambios de canción, los integrantes de la banda se rehidrataban y el público no pudo dejar pasar la oportunidad de gritar el nombre de la canción que querían escuchar. Había un ambiente de camaradería entre el público y entre desconocidos chocaban sus vasos de cerveza.
Algo que encontré muy particular es que se veían pocos celulares (sí, así como lo leen). Claro que se veía uno que otro de repente siendo levantado para tomar una foto o para grabar el coro de su canción favorita, pero la mayoría de las manos se encontraban arriba, ya fueran aplaudiendo, levantando puños o haciendo la clásica «mano cornuta» que asociamos con el rock.
Siguieron algunas canciones y la banda agradeció al publico y dijo que eran no sólo grandiosos, sino que estaban locos. Cada vez que la banda hacía un comentario así, el público se emocionaba un poco más. Daban las 22:10 horas y la banda agradeció una vez más para regresar al escenario.
Más tardaron en salir que el público ya estaba gritando el nombre de la banda para el encore. La banda regresó y dijeron que tenían dos canciones más para el publico; enseguida comenzaron a tocar «All our thoughts».
Quedaba una canción más y el público seguía con la emoción a tope.
Para ser sincera yo no conocía la última canción, así que decidí preguntar el nombre y obtuve diferentes respuestas, así que puedo haber sido «Doomsday machine», «Come back life» o incluso «Behind the storm».
En fin, empezaron a tocar la última canción de la noche y cuando llegaron al coro en el centro del recinto se formó un pequeño slam. La gente bailaba, saltaba, gritaba y se movía con la música. Una vez que esta canción terminó la banda agradeció una vez mas y posaron para una foto sobre el escenario, con el público de fondo.
Alrededor de las 22:35 horas el concierto se dio por terminado.
Fotos: Óscar Villanueva Dorantes / Cortesía.
Leave a comment
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.