Por Asfaltos.
Antes de que digan algo, debo culpar a quien mencioné en mi columna Martes asfaltoso pasada, Anayansi, por provocar con sus recuerdos poperos mi más nostalgia noventera. La semana pasada me tocó presentar la tremenda «Popocatépetl» de Fey; y hoy, rememorando mi infancia, les traigo una preciosura de inicios de los noventa que ¡ah bueno, qué de recuerdos me trae! Por cierto, octubre este mes será conocido como: ¡POPctubre!
La historia comienza el año de 1987 en Francia, sitio en el que era difícil despegar con un sonido como el popero. Ahí, la cantante Claudie Fritsch-Mentrop, mejor conocida como Desireless, logró lo impensable; trascendió con una de sus canciones dentro y fuera de su país. Toda una aventura, por cierto.
La canción fue «Voyage, voyage», que no significa otra cosa que «Viaje, viaje», y que pronto se convertiría en un hit en Francia, Europa, América (norte y sur) y hasta Asia. Sin muchos aspavientos, Desireless lograba atraparnos en un viaje de escapatoria a la tristeza y la soledad a traves de la simple y sencilla propuesta de viajar, volar. Dicen, como aquella morra que aún no logro hacer mía, que «viajes son amores».
La melodía, con un marcado synthpop muy claro, se volvió indudablemente uno de los himnos de aquel verano del ’87 y que en nuestro país quedaría marcada de manera absoluta gracias a la versión de Magneto, «Vuela, vuela», de 1991. Justamente esa es la versión que yo guardo en mi memoria, incluida en algún comercial y hasta en la ridícula película que sacó la banda.
Desireless, tras sacudir el mundo con su canción, desaparecería tras lanzar sin tanto éxito nuevos sencillos como «John» y «Qui sommes nous?». Ha salido y vuelto a la escena, y logrado uno que otro éxito en su local Francia, pero hasta ahí. El éxito abrumador de «Voyage, voyage» jamás se repitió; y eso que todavía logró compartirlo con compatriotas como los Magneto que hoy también navegan en el barco del olvido.
Leave a comment
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.