Iguala y más Iguala. Parece que el tema es inagotable y con justa razón, ya que la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa es un hecho que ha conmovido al país, a organismos internacionales y a la opinión pública de muchos países del mundo.
No basta con que se derrumbe una “verdad histórica”, no basta con las dudas y la indignación para mantener vivos estos hechos, sino que ahora existe otro elemento que se agrega a la lista para darle más sabor a las discusiones.
Apenas hace unos días se estrenó en la cartelera un “documental” dirigido por Raúl Quintanilla y basado en “investigaciones” de Jorge Fernández Menéndez que se llama «La noche de Iguala».
El “documental” ha provocado muchos comentarios negativos, críticas muy fuertes en su contra y los pocos que la aprueban, argumentan que expone una realidad de hasta donde ha llegado el narcotráfico y cómo ha infiltrado instituciones, policías, gobiernos, etc.
¿Esto es algo revelador? No, para la gente que ha estado en contacto con información de cómo ha evolucionado el narcotráfico desde hace unas décadas. De hecho, la “investigación” de Fernández Menéndez no aporta nada nuevo a lo que periodísticamente ya se conocía.
Pero desde mi perspectiva, comete un error primario para poder considerarlo un buen trabajo periodístico. La mayoría de las veces no se sabe quién o quiénes son los responsables de las aseveraciones que se presentan como ciertas y pretensiosamente verdaderas.
Para las personas que hayan seguido el tema, pueden determinar con toda facilidad que la mayoría de la información presentada proviene de fuentes oficiales.
Lo que parecen temas “reveladores” como el desarrollo de los grupos criminales, sus orígenes y los vínculos con líderes sociales y políticos en Guerrero, es algo que desde hace meses se filtró a los medios como parte de las investigaciones del CISEN y de inteligencia militar.
Es decir, el “documental” solo hace un resumen cronológico de lo que se ha venido recabando a partir de la desaparición de los 43 estudiantes.
Por otra parte, esta “cinta” es como una mala dramatización de “la verdad histórica”. Supongo que por cuestión de tiempo, no les dio oportunidad de incluir otras versiones, como la del Grupo de Expertos Internacionales, en donde se pone en duda lo expuesto oficialmente.
También supongo que por falta de interés investigativo, no incluyeron declaraciones de los estudiantes sobrevivientes, de gente de la comunidad o de familiares. Basta con las declaraciones de los detenidos acusados de participar en los hechos para sacar conclusiones de lo ocurrido, o por lo menos intentar encausar la opinión de los espectadores.
Desde el punto de vista estético, el “documental” es realmente malo, feo y aburrido. Todo lo basa en escenas cortadas, sin interconexión entre ellas, sin contextos y con una calidad de imagen que hace recordar esas producciones escolares de estudiantes de cine -con todo respeto a los estudiantes de cine- que seguramente no cuentan ni con el 10% de presupuesto con el que contó este trabajo, al que se le acusa de recibir apoyo financiero de la oficina de presidencia, según Xavier Robles, director del documental –este sí es documental– «Ayotzinapa, crónica de un crimen de Estado».
Es tan pobre visualmente, que repite una y otra vez las imágenes. Las escenas son planas, apresuradas y hasta sobre actuadas. En todo caso y tomando en cuenta que según los productores es un documental, mejor hubieran utilizado imágenes de archivo para darle mayor realismo y veracidad.
No alcanzo a distinguir cuál será el objetivo de esta producción –si reforzar la verdad histórica, exonerar a autoridades federales del caso, acusar a Abarca y a su esposa, castigar la reputación de los estudiantes y del director de la Normal de Ayotzinapa o todas las anteriores–, lo que sí se puede anticipar es que será un fracaso de taquilla.
Si esto les importa a los productores, tienen muchas cosas en su contra para que se pueda considerar un trabajo que valga la pena pagar una entrada al cine. Quien no la haya visto, espere mejor a que salga pirata o que la suban a internet… De verdad que no se pierden de mucho.
Si quieren conocer más del caso, mejor lean el informe de Grupo de Expertos Internacionales, en donde no solamente contiene toda la información “reveladora” de este documental, sino que aporta datos para entender mejor lo que pasa en Guerrero desde una perspectiva social y de medios de producción involucrados en un contexto real.
Lo que sí deja bien claro este “documental”, es que fue un crimen de Estado, ya sea municipal, estatal o federal.
Foto: JosEnrique.
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