Por Asfaltos.
Confieso que fui uno de los muchos a los que les puso los pelos de punta cualquier alerta de spoiler relacionada a la más reciente cinta de Star Wars. Fue tanto el hype por «Star Wars: El Despertar de la Fuerza», que quienes veníamos esperándola por años, tratábamos -en la medida de lo posible- de evitar cualquier estropeo final que nos arruinara la cinta.
Sin embargo, y como ya también se abordó en una emisión más de El Comicólogo (cuyos programas, una vez más les recuerdo, pueden revivir en este link), los spoilers a veces provienen de quienes menos esperamos. Si bien, a título personal yo ya me esperaba el fallecimiento de uno de los personajes estelares, y sobre todo de «quien ustedes ya saben que se muere», el más grande spoiler provino de dos fuentes oficiales.
En un comercial de Duracell con motivo de «Star Wars: El Despertar de la Fuerza», en la escena final nos encontramos con dos hermanos, un niño y una niña, que pelean contra todo el Imperio Galáctico que les cae encima en su casa. La sorpresa no es esa, sino que la niña, capturada por las fuerzas imperiales, utiliza la fuerza para defenderse y no ser la «dama en apuros». ¿Spoiler alert?
El siguiente estropeo oficial provino de otra fuente todavía menos esperada. En un ejercicio a través del Twitter oficial de Star Wars, el propio Harrison Ford puso a muchos a temblar cuando reveló la que para él era su escena favorita de «Star Wars: El Despertar de la Fuerza». No sé ustedes, pero el estropeo parecía demasiado grande como para ser verdad… hasta que en efecto, fue verdad.
The sword fight with Rey and Kilo Ren. Fantastic visual storytelling. – Harrison Ford #TwitterAwakens https://t.co/RqKef1a6rx
— Star Wars (@starwars) 4 de diciembre de 2015
Sin embargo, la ansiedad por no revelar algo incluido en una película antes de tiempo es anterior a estos «tiempos sensibles». Un ejemplo conocidísimo resulta la labor que realizó el afamado director británico Alfred Hitchcock alrededor de su no menos famosa cinta «Psicosis» (1960). Fue tanta su obsesión por resguardar su famosa vuelta de tuerca, que inclusive invitaba a los espectadores de la cinta a mantener la boca cerrada «si éstos no eran buenos guardando secretos». Tanto se cuidó la película, que inclusive causó revuelo la campaña del propio Hitchcock por evitar que la audiencia entrara tarde a ver su película.
Si bien con el paso del tiempo sorpresas como las de «Psicosis» (1960) son cada día más difíciles de resguardar -tomando en cuenta que la película pasa del medio siglo de haberse estrenado-, nada mal estaría que algunos hicieran aunque fuera un pequeño intento por preservar lo que se pudiera; y no como los responsables del DVD de «El planeta de los simios» (1970), a quienes -si bien les resultaba espectacular como portada- poco les importaba revelar el gran final de manera tan burda.
Otro ejemplo más reciente se vivió hace unos meses, cuando tratando de detener los dichos de que la próxima «Batman v Superman: Dawn of Justice» parece estará muy por debajo de las expectativas, se reveló un posible spoiler gigantezco que buscaba inocentemente -y muy desafortunadamente- causar revuelo. Como se dice en mi barrio, el tiro les salió por la culata a los productores, pues a muchos nos dejó con la sensación de que ir a ver la película era algo que ya habíamos experimentado. Tan obvio fue el error, que poco tiempo después se lanzó otro trailer como intentando que el anterior se nos olvidara.
La palabra spoiler hizo su primera aparición en un texto de la revista estadounidense de humor National Lampoon. Fue precisamente, en un texto publicado en 1972 por aquella revista y firmado por Douglas C. Kenney, que la palabra spoiler se presentó por vez primera ante los lectores. En «Spoilers», nombre del artículo de C. Kenney, se presentaban diversas obras de ficción de cine y literatura junto a su principal secreto. El motivo no era hacer enojar a los lectores, sino tratar de prevenir a una sociedad que andaba sensible por aquellos años.
Además de los spoilers indirectos, también podemos encontrarnos con los spoilers directos y sin filtros, spoilers que evidentemente tienen un razonamiento más anclado en la mercadotecnia. Un ejemplo de ello se vivió recientemente, cuando si bien conocíamos muchos de la presencia de Spider-Man en la próxima cinta «Capitán América: Civil War», se nos «estropeó» por así decirlo la apariencia del arácnido de Marvel al final de su más reciente avance. La razón es obvia, hacer que el interés por ver al arácnido en acción aumente. Así sucede, por ejemplo, en los avances de las películas de acción o de comedia que se gastan sus mejores escenas o chistes para lograr que la gente acuda a los cines; un ejemplo reciente de ésto fue el avance de «Jurassic World», en el que a diferencia de los de su predecesora «Jurassic Park», las escenas de «mayor sorpresa» eran gastadas en las imágenes previas.
Ya que vovlemos a hablar de los trailers, hay muchos ejemplos como el de «Batman v Superman: Dawn of Justice» que nos hacen pensar que ya vimos la película; pero también hay otros grandiosos (sobre todo teasers) que nos guardan lo mejor para la película, no sin dejar de atraernos hacia ellas. Se me vienen a la mente precisamente el teaser trailer de «Jurassic Park» (1993) y el de «Godzilla» (1998); para que vean que sí se pueden hacer avances sin estropear las películas.
¿Pero es tan malo revelar un spoiler? Si bien siempre es bueno soprenderse de manera inesperada, como apunté en un texto anterior; si el spoiler acaba con el gozo de lo que se ve en pantalla, es porque en realidad lo que se buscaba disfrutar no era en realidad tan bueno. ¿O a poco no les ha pasado que inclusive conociendo ya la historia, en una segunda vuelta de una película la disfrutan más?
El debate será eterno, pues depende de cada quien el disfrute de cada cinta, y quizá todo se base en un simple principio de respeto por el otro.
Ahora bien, si usted estimado lector desea ponerse a prueba de cualquier spoiler, o simplemente anda de curioso, vaya y dele click a este sitio en el que los más grandes spoilers del cine y la televisión le serán revelados. Que conste, que aquí un servidor le adiverte que es bajo su propio riesgo; y ojo, eso no es un estropeo.
Asfaltos. Sobrevivo en una ciudad junto a millones de personas. ¿Mexiqueño? Me enamoro rápido y olvido difícilmente. Amo la música, el cine, los cómics, las mujeres y -últimamente gracias a los servicios de streaming– las series también. Vivo la vida a través de letras y melodías. Músico frustrado. Me pueden encontrar escuchando U2, Radiohead y Coldplay; así como Grand Funk Railroad, Styx y Eric Burdon; Chetes, Jumbo y Siddhartha; y hasta Jesse & Joy, Silverio y Aleks Syntek. Batman y Star Wars mis pasiones; también el Cruz Azul, pero ya saben… subcampeonísimo. Sobreviviente y náufrago; ermitaño que odia la soledad.
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