Galardonada en el pasado Guanajuato International Film Festival como el mejor cortometraje de ficción internacional, «La ley del cordero» es dirigida por Lotfi Achour y fue uno de los trabajos que pudimos ver.
A través de este cortometraje nos adentramos en un país no tan diferente al nuestro, hablando en temas de corrupción por parte de las autoridades. Nos sitúa en Túnez, en medio del desierto, es la historia de un abuelo y su nieto los cuales van en su camioneta en camino a la vendimia de corderos para la celebración del Eid al-Adha, celebración en honor al profeta musulmán Abraham qye se traduce como la celebración del sacrificio; los musulmanes realizan un sacrificio animal como gratitud a su Dios, en este caso de un cordero.
En su camino a la vendimia en medio del desierto se encuentran con dos policías que los detienen por un mal funcionamiento de sus luces traseras, esto en realidad era un vil pretexto para detenerlos y sacar algo más del abuelo. Los policías le proponen esperar a uno de sus colegas para que llegue a reparar las luces, el abuelo acepta a esto y después de mucho esperar él les dice que tenía que llegar a la vendimia, por lo que le dan a entender que les diera algo en cambio; el abuelo con toda la paciencia del mundo los deja escoger la que más les guste, ellos escogieron el cordero de su hija a lo que les niega ése y les pide que tomen otro, eligen otro cordero a lo que el nieto se niega porque era el cordero que él había criado, pero los policías sólo se burlan y lo toman.
Cuando la camioneta estaba lista para arrancar se acercan de nuevo los policías a decirle al abuelo que no podían quedarse con el cordero porque ¿qué pensarían los demás cuando llegaran con un cordero después de haber detenido a una camioneta con corderos? Ellos no podían permitir que los vieran como policías corruptos, así que le dijeron al abuelo que cuánto valía un cordero de ese tamaño; lo trataron de convencer que la felicidad de su nieto valía que les comprara el cordero de vuelta, y el abuelo un poco frustrado ve a su nieto, saca el dinero de su bolsillo y se los entrega a los policías; posteriormente se sube a la camioneta, cierra la puerta y regresa a ver al nieto sentado en el asiento del copiloto con una sonrisa cálida. El nieto pone un casete y emprenden su camino a la vendimia.
Al ver este corto es inevitable sentir un toque de frustración por no poder hacer nada respecto a la impunidad de los policías, además de admirar la paciencia del abuelo y el amor que tiene para su nieto a pesar de todas las opciones que tuvo para escapar de esa situación. El abuelo, en efecto, tuvo la calma necesaria para evitar problemas con los policías. Con tomas en paisajes hermosos que transmiten la soledad de un desierto y lo esperanzador de un horizonte con un sol en proceso de esconderse, en pocos minutos nos hace sentir empatía con cada personaje de la historia. No nos queda duda de por qué fue ganadora como «Mejor Cortometraje de Ficción Internacional» el pasado 30 de julio en Guanajuato capital durante el Guanajuato International Film Festival, que por cierto, ya extrañamos.
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