Sobre «Eso» y aquello llamado ‘best seller’

Por Sandyluz.

A propósito de reestrenos y remakes, abundan los rumores sobre «Eso (It)», filme clásico de terror, estrenado en 1990. Al parecer, en septiembre del 2017 habrá una nueva versión fílmica, para que las nuevas generaciones conozcan el terror encarnado en payaso. El libro, publicado en 1986, se ha convertido en un best seller, debido a la sólida reputación de su autor y a su icónico personaje: el payaso Pennywise.

No todo best seller goza de calidad estilística; ¡luego aparece cada saga sobre crepúsculos y amaneceres! Tan de moda las trilogías, con ejemplares de quinientas páginas, altamente consumibles, claro ejemplo de la literatura chatarra. Las masas se regodean diciendo que han leído un sin fin de estos libros que cumplen su cometido: lograr suculentas ventas, a costa del entusiasmo desbocado de lectores que exigen contenidos mediocres, sin sustancia literaria. Así, gratificante el regreso de las historias “de antes”, para traer a la memoria colectiva la existencia de esa otra clase de best sellers que sí contienen literatura. «Eso (It)», uno de los inmortales de Stephen King, está en su tercera edición y ya acaricia los talones de la vigésima reimpresión.

Dejando a un lado la popularidad del filme, la novela merece la pena. Narrada con nivel coloquial de la lengua, su hazaña radica en el desarrollo de los personajes y en el suspenso generado por “eso” que acosa a la insípida comunidad de Derry (Maine, USA). Este libro, de poco más de 1500 páginas, involucra al lector en las dinámicas cotidianas de un grupo de preadolescentes de los años 50, quienes estrechan lazos, pues cada uno ha sido acosado por la presencia de un ente, tan fantasmagórico como real, con aspecto de payaso y lúgubre voz, quien se burla abiertamente de sus traumas profundos. El terror sería mera pesadilla si el payaso se conformara con asustar; el problema es que mata y, desde el inicio del libro, provocó la escandalosa muerte de Georgie, hermano menor de Bill, el líder del grupo. Los adultos sospechan de un asesino serial; los chicos saben que se trata del sobrenatural y burlón payaso, quien arrebata a sus víctimas a los tubos de desagüe, en el subterráneo de la ciudad. El desarrollo del libro narra cómo los atemorizados chicos emprenden la búsqueda de Pennywise, no por aventura, sino por instinto de supervivencia, pues, de no hacerlo, serán su siguiente presa.

Entre las virtudes del libro está la simultaneidad de tiempos al narrar: por medio de analepsis (evocación del recuerdo). El personaje infantil narra cómo fue confrontarse con el payaso por vez primera; en el párrafo siguiente, el mismo personaje, en su versión adulta, narra cómo, irónicamente, se halla en la misma situación de hace años: yendo a encarar al terror de su infancia.

También, el tono de la historia mantiene la seriedad y credibilidad del género terror, evitando los excesos del género infantil, donde los héroes –pequeños niños– son capaces de vencer obstáculos superiores a sus capacidades, restándole credibilidad al relato.

Finalmente, la historia genera la atmósfera inocente y nostálgica de los primeros años de juventud, donde subyacen los recuerdos del primer amor y aquellas hazañas de sentirse adulto. Los chicos, quienes intiman profundamente, sufren los quebrantos de vivir en familias complejas y disfuncionales; son personas defectuosas y en pleno proceso de maduración, que se apodan a sí mismos “los perdedores”. Así, este libro que ha trascendido su década, es también insuperable por su hechura y autenticidad.

Fuentes consultadas: King, Stephen. Eso. México: Debolsillo, 2016.

Sandyluz. «Detrás de la pluma…» Egresada del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca, de la carrera de Ciencias de la Comunicación. Completó estudios de Creación Literaria en la Escuela de Escritores del Estado de México (SOGEM). También terminó una maestría en Estudios Humanísticos con especialidad en Literatura, en el Tecnológico de Monterrey. En un plano más relajado, es aficionada a los libros y a la escritura desde corta edad; ha escrito de manera informal cuentos y poesías; con uno de sus primeros cuentos ganó un concurso local del cual obtuvo su primer retribución económica y profesional, siendo ello un significativo incentivo para seguir escribiendo. La Literatura ha sido una válvula de escape para no enfermar de realidad. La fantasía reanima el fulgor de los sueños que soñamos dormidos y que soñamos despiertos…