Por Sandyluz.
Poderoso ingrediente del terror es la inserción de la fémina voluptuosa con irresistible belleza, quien, a la par, es misteriosa, malvada y de mente fría. En su versión popular y decantada, algunos personajes interpretados por la actriz Angelina Jolie, o ¡cómo olvidar a Uma Thurman en «Pulp Fiction»! Mujeres de armas tomar, quienes lo aprendieron de alguien más, muchísimo antes de que apareciera Selena, hermosa vampira de la saga «Underworld».
El término mujer fatal (femme fatale en francés) alude a una mujer, anti-heroína, que explota su sexualidad para ganarse la voluntad del héroe y cumplir sus propósitos. Con apariencia física seductora, su personalidad oscila entre misteriosa, salvaje e inocente, convirtiéndose en obsesión del que se cruce con ella. Por definición, la femme fatale es relacionada con mujeres extranjeras de costumbres extravagantes. Hablando de modismos estadounidenses, en los años 20, apareció el término vamps, apócope de vampire, para referirse a mujeres con poderoso atractivo sexual, quienes succionan la sangre, fluido vital de sus víctimas; connotativamente, este término luego incluyó también a aquéllas que arrebataban los bienes materiales de sus elegidos –sobretodo varones–.
Hay dos célebres vampiras de quien quiero platicarles: Clarimonde (1836) y Carmilla (1872), ambas, joyas de la literatura vampírica y anteriores al famosísimo Drácula de Bram Stoker (1897). Después de todo, ¿en verdad existió primero Adán y luego Eva?… «Clarimonde» y «Carmilla» son los títulos originales de los cuentos donde nacieron estas vamps. «Clarimonde» es un cuento de Théophile Gauthier; «Carmilla» fue escrito por Joseph Sheridan Le Fanu.
Con Clarimonde, su solo nombre ya sugiere dualidad de personalidad: luz y claridad, luna (Mond en alemán) y oscuridad. Con tez nívea, ojos verdes y cabellera rubia; con presencia frágil, aunque tremendamente magnética. Su delicado rostro cautiva al devoto y joven sacerdote, quien no logra apartarla ni de su mente, ni de su vida (es bien sabido que las vamps tienen maestría telepática e hipnótica). La enfermedad del amor ataca la cordura y principios morales del protagonista, Romuald (alegoría del ser humano expuesto a las tentaciones mundanas), quien se ve literalmente dividido entre dos realidades: la diurna (terrenal) y la nocturna (sobrenatural). Cabe mencionar que esta vampira sí puede andar de día y entrar a los sitios sagrados, pues conoce a Romuald asistiendo a la Iglesia. El imán del relato es la bipolaridad de Clarimonde, pues se ignora si es perversa y el joven clérigo es mera carnada, o si en verdad lo ama, luego de la monotonía que conlleva su existencia inmortal.
Carmilla, con hermosa estampa y ojos vivaces, convive estrechamente con Laura, la hija de un caballero adinerado. El escenario de la historia es un castillo (Schloss en el texto original) ubicado en Estiria, uno de los nueve estados federados de Austria, actualmente territorio eslovaco. El desarrollo del cuento sugiere cautamente una posible relación lésbica entre la narradora humana y la huésped vampira, con lo cual queda demostrado que el gusto sanguinario de los vampiros no discrimina género. En la trama destaca el progresivo debilitamiento de la joven anfitriona, mientras vive en su castillo su nocturna huésped, quien, contra los pronósticos, le demuestra devoción y muchísimo afecto. Páginas adelante, se revela la antinatural longevidad de Carmilla, quien otrora se hacía llamar Millarca, descubrimiento que conduce al perturbador clímax.
Entonces, si creían que Drácula marcó el principio, pues no, las vamps han tenido presencia primigenia. No olviden que así como existió Vlad Tepes, el empalador (1431-1476), versión masculina y real del Conde Drácula, también existió su contraparte femenina, la condesa sangrienta, Ersébeth Bárthory (1560-1614).
Fuentes consultadas:
Trueba, José Luis. «Vampiros. Antología de cuentos». México: Porrúa, 2012.
Real Academia Española. Fecha de consulta: 2 de septiembre, 2016. URL.
Sandyluz. «Detrás de la pluma…» Egresada del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca, de la carrera de Ciencias de la Comunicación. Completó estudios de Creación Literaria en la Escuela de Escritores del Estado de México (SOGEM). También terminó una maestría en Estudios Humanísticos con especialidad en Literatura, en el Tecnológico de Monterrey. En un plano más relajado, es aficionada a los libros y a la escritura desde corta edad; ha escrito de manera informal cuentos y poesías; con uno de sus primeros cuentos ganó un concurso local del cual obtuvo su primer retribución económica y profesional, siendo ello un significativo incentivo para seguir escribiendo. La Literatura ha sido una válvula de escape para no enfermar de realidad. La fantasía reanima el fulgor de los sueños que soñamos dormidos y que soñamos despiertos…
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