#HoyToca: 5 imágenes para perder el aliento

Por Asfaltos.

En la historia del arte existen diversas manifestaciones que dejan en claro el erotismo de cada lugar y tiempo en el que fueron ejecutadas. Los artistas, por cientos de años, han plasmado su muy particular visión del sexo, siendo las artes visuales de las disciplinas más elegidas para estos menesteres. La celebración del desnudo, el sexo, el amor y el placer han servido como inspiración para diversos grabados y pinturas, de los cuales les dejo 5 que seleccioné para su disfrute y placer, como mejor les venga en ganas…

«El sueño de la esposa del pescador» (1814)

Para empezar por este recorrido he elegido la pieza erótica del artista japonés Katsushika Hokusai, «El sueño de la esposa del pescador». Perteneciente al género ukiyo-e (grabados realizados con ayuda de la xilografía o la técnica de grabado en madera), el trabajo de Katsushika Hokusai nos muestra a una mujer unida sexualmente a dos pulpos; uno pequeño que le brinda placer en boca y senos; y el otro más grande que le practica un muy claro sexo oral, o como es correcto llamarle, un cunnilingus. La mujer parece relajada, pero si uno pone atención en la forma en la que sus brazos agarran los tentáculos del pulpo que la estimula por debajo, se dará cuenta de que agradece la labor.

En el texto que acompaña a la obra, se lee sin tapujos al libidinoso pulpo que confiesa haberse preguntado «cuándo, cuándo llegaría la hora del rapto, pero ese día ha llegado. Al menos ella ya ha caído en mis redes. Y digan lo que digan, es un coño de lo más rellenito y apetecible. Aún más que una patata. Chupar y chupar hasta saciarse, y luego llevármela al palacio del rey Dragón, y hacerla prisionera»; a lo que la «víctima», a sus adentros (ambos), reflexiona que «siento cosquillas, una tras otra hasta perder la cuenta, límites y barreras desaparecen… Ya estoy… ¡Me corro! ¡Me corro!».

Si bien el trabajo de Katsushika Hokusai no es el único ni el primero de su tipo, sí es indudablemente el más representativo.

«El sueño de Endimión» (1791)

De 1791, la obra del pintor francés Anne Louis Girodet representa al hijo de Etlio y Cálice, hija de Eolo, Endimión. Proveniente de la mitología griega, Endimión es bañado con su cuerpo desnudo por un rayo de luna que realza su cuerpo dormido.

De estilo neoclásico, precursor del romanticismo, Anne Louis Girodet se destacó por el uso que hizo de la luz de la luna para destacar a su personaje central. Sobra decir que se destaca el erotismo que imprimió el pintor francés a su obra.

Cuenta la leyenda que Selena, diosa de la Luna, se enamoró de Endimión y le pidió a Zeus que le otorgara la vida eterna para que pudiera acompañarle toda su vida. Zeus, aceptando la petición, otorgó a Endimión el sueño eterno al que acompañaba cada noche la luz de la luna.

En la imagen vemos a Cupido ser cómplice del momento erótico entre la luna y Endimión.

«Dánae recibiendo la lluvia de oro» (1565)

Con unas dimensiones de 129,8 x 181,2 cm, en el Museo del Prado en Madrid, España, se exhibe la obra de Tiziano Vecellio, «Dánae recibiendo la lluvia de oro».

Dánae era hija de Acrisio, rey de Argos; y Eurídice, hija de Lacemedón. La leyenda cuenta que Acrisio, entristecido por no contar con herederos varones, consulta a un oráculo para conocer si su infortunio continuaría; lo que lamentablemente Acrisio no se esperaba, era enterarse que el futuro le marcaba morir asesinado por su ansiado heredero varón, hijo de su hija. Atormentado por esta revelación, Acrisio encierra a Dánae para que ésto no suceda, teniendo ésto un efecto nulo, pues Zeus con ayuda de una lluvia dorada la embaraza, teniendo como efecto el nacimiento de Perseo.

Nacido en Venecia, Tiziano fue un destacado pintor del Renacimiento italiano, y es sin duda muy reconocido como uno de los más importantes exponentes de la Escuela veneciana; que era nada mas y nada menos que el conjunto de movimientos artísticos que se desarrollaron en la República de Venecia, y que pronto se expandieron en el resto de Europa.

Capturando de gran manera los elementos como el aire, la luz y los colores, Tiziano dota a su trabajo pictórico de una gran expresividad, como se nota en las miradas de Dánae, la mujer que le acompaña y la lluvia de oro.

«Júpiter e Ío» (1530)

Igual del Renacimiento, pero de la Escuela de Parma, Antonio Allegri da Correggio fue un pintor italiano que desarrolló su trabajo en la corte de la influyente familia parmesana de los Farnesio, durante el apogeo del periodo y estilo artístico del manierismo en Italia.

Ío, doncella de Argos, sacerdotisa de la diosa Hera e hija de Ínaco y Melia, es conocida en la mitología griega por haber sido una de las muchas amantes del dios Zeus, quien la incitaba en sueños para que le entregara su cuerpo, aún a costa de los celos de Hera.

Zeus, representado en forma de nube, seduce a Ío quien sin signos de miedo, se deja querer por el poderoso dios que la hace suya. En un óleo sobre lienzo, Correggio captura la forma firme, pero suave y tierna, en la que Zeus besa la mejilla de la joven para envolverla de la cintura con un brazo y apoyarla con cuidado. La delicadeza y sensibilidad del pintor italiano, se destaca de manera importante en una acción que nos muestra a una Ío con la cabeza inclinada hacia atras, los ojos a medio cerrar y la boca abierta; con cuidado, y mucha atención, se puede destacar la tensión en los músculos de la amante.

«Venus de Urbino» (1538)

Encargado por Guidobaldo II della Rovere, condottiero (mercenario al servicio del estado) del Renacimiento italiano y duque de Urbino, la «Venus de Urbino» es otra obra de Tiziano.

La Venus, tumbada sobre un revuelto lecho, con una mirada sugerente y con la mano izquierda posada sobre su sexo, forma parte de una pintura con un carácter erótico muy alto, pero también con ese cierto dejo de misterio que le dota de sensualidad.

Pareciera que en un mismo cuadro nos encontramos realmente con dos, pues observamos en primer plano a la mujer ya descrita, pero en un segundo observamos a un par de mujeres en actividades domésticas que guardan o buscan ropas frente a un gran ventanal.

La «Venus de Urbino» es una pintura que sigue guardando misterios, y que terminaría inspirando a artistas a la creación de obras maestras.

Imagen de portada: «El sueño de la esposa del pescador» (1814), de Katsushika Hokusai.

Asfaltos. Sobrevivo en una ciudad junto a millones de personas. ¿Mexiqueño? Me enamoro rápido y olvido difícilmente. Amo la música, el cine, los cómics, las mujeres y -últimamente gracias a los servicios de streaming– las series también. Vivo la vida a través de letras y melodías. Músico frustrado. Me pueden encontrar escuchando U2, Radiohead y Coldplay; así como Grand Funk Railroad, Styx y Eric Burdon; Chetes, Jumbo y Siddhartha; y hasta Jesse & Joy, Silverio y Aleks Syntek. Batman y Star Wars mis pasiones; también el Cruz Azul, pero ya saben… subcampeonísimo. Sobreviviente y náufrago; ermitaño que odia la soledad.