Impulsado por la organización civil Opciona, con el apoyo y edición de Penguin Random House, el apadrinamiento y prólogo del actor Diego Luna, y la labor de diversos artistas visuales y moneros que le añadieron su toque, «Corrupcionario mexicano» fue publicado la semana pasada para inscribirse en medio de un intenso debate nacional que ha puesto otra vez sobre la mesa el terrible tema de la corrupción nacional.
La corrupción en nuestro país es, lamentablemente, cosa de todos los días. Tan parte es de nuestro día a día, que éste se ha ido infiltrando de manera muy penosa en varios aspectos de nuestra vida, como lo es evidentemente el lenguaje.
Sí, «Corrupcionaro mexicano» es un diccionario, pero no uno de palabras rebuscadas, sino mas bien uno con lenguaje cotidiano, lenguaje tan cotidiano que apena… 300 palabras asociadas a la corrupción, palabras a las que el «Corrupcionario mexicano» les pone nombre y apellido, personajes y acciones terribles que maquillados por lo cotidiano nos parecen normales.
«Llamarle pan al pan, vino al vino y corrupto al corrupto es, a la vez, el primer paso para señalar y borrar la apatía con la que permitimos la corrupción en las altas esferas de la política y la vida pública, pero también la que generamos, toleramos y fomentamos en nuestra vida diaria», así lo define un comunicado de prensa que anuncia el lanzamiento del libro que a lo largo de 200 páginas, en formato de libreto, intenta descubrir el problema de la corrupción como un tema de todos.
Sí, nos reiremos con el «Corrupacionario mexicano», pero también reflexionaremos. El libro se encuentra ya a la venta en librerías de prestigio. Vale la pena echarle un ojo.
Con imágenes cortesía de IQ Icunacury Acosta & Co.
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