Por Fernando Riestra Carbajal.
Huyendo de su pasado, Kubo y su madre se trasladan a una pequeña isla en un Japón fantástico y místico. Kubo se gana su vida cautivando a las personas de un pequeño pueblo con su talento mágico de contar épicas historias a partir de origami y su apreciado shamisen, un fascinante instrumento musical tipo guitarra.
La tranquila vida de Kubo se suspende cuando accidentalmente convoca a un espíritu de su pasado que baja desde los cielos para hacer cumplir una antigua venganza. En su huida, Kubo une fuerzas con una feroz simia (con la voz de la ganadora del Oscar, Charlize Theron) y un escarabajo samurái (Matthew McConaughey). Los tres emprenden una aventura para encontrar a su desaparecido padre, el mayor guerrero samurái.
En su aventura, Kubo se ve obligado a encontrar las partes que completan una armadura sagrada, tan poderosa que su portador equipara sus habilidades con la de los dioses, una armadura que alguna vez su padre, logró conseguir. Kubo deberá lograrlo en el menor tiempo posible, pues es lo único que le permitirá vencer a los fantasmas del pasado y demostrar que es digno de ese poder.
Una vez que estamos familiarizados con la historia, podemos notar cómo la película logra recorrer de lo real a lo fantástico en segundos sin que las transiciones se sientan obligadas; y sin necesidad de hacer énfasis en ellos, los vínculos entre los personajes se van haciendo más fuertes, permitiendo que las ideas fluyan y formen un mundo propio donde todo se percibe de forma muy fresca y original.
La idea central de la película nos lleva por ese mundo con mucha honestidad, pues una vez dentro de él, notamos que todos esos elementos de fantasía son necesarios para comprender que el objetivo de la película es que nos identifiquemos con el intento de un niño por encontrar su identidad dentro del mundo que va creando, que a largo plazo resulta ser más importante y estimulante que la simple idea de vencer a un villano malvado.
En una nota referente a los samuráis, el bushidō o «camino del guerrero», era un código ético estricto y particular en el que muchos samuráis entregaban sus vidas, y que exigía lealtad y honor hasta la muerte. Se dice que desde pequeños el bushidō era inculcado a los japoneses de la clase dirigente. El bushidō tiene 7 virtudes: gi (justicia), yu (coraje), jin (benevolencia), rei (respeto), makoto (sinceridad), meiyo (honor) y chuugi (lealtad).
«Kubo y la búsqueda del samurái» se estrena mañana viernes 7 de octubre en cines mexicanos.
Con imágenes cortesía de Universal Pictures México.
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