Por Asfaltos.
Escuchar mencionar a Las Patronas es ya motivo de orgullo y de admiración. El grupo de mujeres, que tras el paso de La Bestia que transporta a miles de migrantes por México con rumbo a los Estados Unidos, se ha hecho de una fama merecida que les ha valido el reconocimiento de quienes las identificamos como un grupo de heroínas nacionales. Contra viento y marea Las Patronas se nos muestran con cara y nombre en el documental «Llévate mis amores».
«Llévate mis amores», que estrena mañana viernes en cines nacionales, es un muy necesario recordatorio del poder solidario de una caricia para quienes viven a lo largo de su trayecto uno de los momentos más difíciles de su vida. Tener que salir de sus países, abandonando familia y poniendo en peligro el pellejo, no es una situación fácil; por lo que a raíz de una acción solidaria, en un acto de amor auténtico, Las Patronas resultan un aliento para seguir adelante y además de probar un bocado, recibir fuerzas para los kilómetros restantes de viaje y las complicadas horas de camino.
En charla con Arturo Villaseñor, director; y Daniela Romero, una de las protagonistas y heroínas de la cinta, platiqué sobre el primer acercamiento que se tuvo con la historia por parte de Arturo, así como la sensación de Daniela sobre ser retratada.
«Estaba realizando junto a unos compañaeros mi proyecto de tesis en la Universidad Autónoma Metropolitana sobre una radio comunitaria. Esta radio está ubicada en un pueblo que se llama Paso del Macho (Veracruz), a una hora tal vez de distancia de donde se encuentran ellas. La gente de la radio se dedicaba a recolectar botellas de agua ahí en el pueblo, y convocaba a la comunidad a que les entregara tal vez algunos víveres o algunas donaciones para írselas a dejar a Las Patronas, un grupo de mujeres que brindaban su servicio a los migrantes».
Impulsados por lo que se iban enterando de ellas, sorprendidos por la solidaridad de un pueblo donde todos regalaban algo para Las Patronas, a Arturo y a sus compañeros les llamó la atención el asunto, tanto, que terminaron involucrándose para saber más de ello. «Un día les ayudamos a estas personas, a estos comunicadores de la radio comnunitaria, y juntamos algunas botellas de agua y algo de pan. Fuimos a las panaderías, nos regalaron el pan, y partimos a conocerlas sin realmente saber hasta dónde llegaba su ayuda, o qué representaba realmente el servicio que le daban a los migrantes; y sobre todo cuál era esta diferencia tan grande que existía en su labor con otro tipo de asociaciones o de albergues cuyo trabajo de alguna manera es también muy importante.»
Así, observando por vez primera en acción a este grupo de mujeres que se reúnen a lo largo de las vías «de esta ‘bestia’ enorme cargada de gente», Arturo Villaseñor se motivó a hacer la película sobre Las Patronas.
«La verdad estaba un poco nerviosa», me confiesa una sonriente Daniela ante la pregunta de cómo recuerda cuando se le acercaron para grabarla, «pero al final de cuentas termino acostumbrándome. La verdad que no recuerdo bien la fecha, pero fue una tarde donde los chicos nos platicaron que a ellos les gustaría sacar un documental y que lo que querían era grabarnos. Nos explicaron todo el proceso, sobre cómo nos iban a grabar y que les platicáramos nuestra vida cotidiana. Así fue como yo empecé esta entrevista con Arturo e Indira (productora de la cinta), porque ellos fueron los que me invitaron a grabar.»
A los pocos minutos de iniciado el trabajo fílmico una escena quita el aliento: el primer momento en el que vemos a Las Patronas, frente a La Bestia que corre a 40 km/h, entregar los paquetes de comida a unos migrantes que las esperan literalmente con los brazos abiertos. ¿Cómo lidiar con tantas emociones? Pregunto. Arturo contesta.
«Es bien complicado, yo creo que empezaría con que yo estaba muy claro en conseguir las imágenes y las secuencias que alimentaran las historias de las mujeres, de Las Patronas. Sin embargo fue complicado, porque muchas veces el fotógrafo, la productora o el sonidista eran tan sensibles a la situación que estaba ocurriendo ahí, que muchas cuando faltaban manos para lanzar la comida a los migrantes, o para ayudarles, nos perdíamos escenas que podían haber sido importantes para la película. Es difícil en un documental tratar de lidiar con estas dos partes: por un lado la parte humana, la parte de la sensibilidad ante la causa de lo que está ocurriendo; y por otro lado el hecho de que estábamos ahí porque documentábamos un trabajo que queríamos que de alguna manera aportara a través de una película que lograra llegar a la mayor cantidad de gente posible.»
En una escena de «Llévate mis amores» vemos a Daniela aceptar que también para ellas, por todo lo que viven, es un cúmulo de sentimientos difíciles de procesar. «Es una impotencia darte cuenta que esta gente está pasando por esta desgracia que no debería de estar ocurriendo en nuestro país, y para la cual las autoridades no están haciendo absolutamente nada», me cuenta Arturo, «mientras que vemos a unas mujeres que con lo esencial están revolucionando y remando contra corriente. Son sentimientos donde te vuelves partícipe y quieres apoyar más, resolver cosas; hay una impotencia muy grande de querer cambiar el mundo porque cuando estas ahí sientes también esa felicidad de darte cuenta que los migrantes parten contentos por la conviencia con Las Patronas«.
Sin perder la oportunidad de estrechar su mano, y agradecerle por ser parte de una de las historias más inspiradoras de nuestro convulso país, Daniela reiteró su felicidad por ser parte de «Llévate mis amores». «Estoy muy contenta, muy contenta por el mensaje y la esperanza que dan mis tías de ayudar al prójimo». Ojalá, pienso a mis adentros, seamos muchos más los que en nuestro nicho repliquemos su heroísmo.
«Llévate mis amores» se estrena mañana en cines nacionales. Sobra decir que es una de las historias reales más inspiradoras que podrán encontrarse, y que es sin duda uno de los trabajos fílmicos que no deben de perderse de ninguna manera.
Con imágenes cortesía de IQ Icunacury Acosta & Co.
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