#FICM2016: «Neruda», cacería que quiso ser poesía

Por Asfaltos.

Ando de metiche en el Festival Internacional de Cine de Morelia, y digo que ando de metiches, porque la verdad ni me acredité ni nada, aunque eso no quita que si estoy acá intente en la medida de la posible ver algunas cosas y escuchar algunas voces de los realizadores aquí presentes. Por eso, cada día de esta semana, les compartiré una película que pude ver, y que espero pronto puedan observar también ustedes en la comodidad que ofrece el cine más cercano a su casa; el de su predilección, pues.

El pasado viernes 21 de octubre dio inicio la edición 14 del Festival Internacional de Cine de Morelia, quizá, sin miedo a equivocarme, el festival más importante de cine en nuestro país, y uno de los más relevantes en nuestro país. La proyección inaugural del festival tuvo como protagonista la más reciente película del chileno Pablo Larraín, «Neruda», cinta que cuenta con los protagónicos de Luis Gnecco como Pablo Neruda y Gael García Bernal como Oscar Peluchoneau; por cierto, ambos actores presentes en la proyección.

Tras la presentación protocolaria, el Festival Internacional de Cine de Morelia dio inicio y así una semana y días de tremenda fiesta cinematográfica que aviva año con año las calles de la rosada Morelia, Michoacán. Fue así que dio inicio la cinta «Neruda», en la que se retratan los días en los que el poeta Pablo Neruda era perseguido por sus ideales, por el gobierno chileno. Abiertamente contrario a los ideales o intereses políticos, sociales y económicos que le eran dictados al gobierno en turno por los poderosos Estados Unidos de América, Pablo Neruda fue visto como un problema al que tendrían que enfrentarse. Ahí, en esa persecución, es donde entra Oscar Peluchoneau, de quien no les digo mucho para no aguarles la sorpresa.

La cinta no la clasificaría yo como película histórica o biográfica, pues si bien tiene a Pablo Neruda en el centro de su atención, es en realidad alrededor de la obra del poeta chileno que el trabajo fílmico se va construyendo. Vemos a Pablo Neruda recitar, pero también vemos el mundo del poeta plasmado en la pantalla. Sí es una persecución, sí lo están siguiendo los policías chilenos; pero a la vez la misma cacería es una poesía, o así es como lo intentó plasmar Pablo Larraín en un trabajo que tiene pretensiones muy altas. Tan altas, que a nivel personal, para mí, termina logrando el efecto contrario de lo que supongo también era la intención de Larraín.

No es una cinta hecha para que después de verla uno empiece a leer a Neruda, pero vamos, el que provoque esa acción no estaría nada mal. Acá, quizá por la forma en la que se presentan las lecturas de Neruda, me provoca el efecto contrario. ¿De quién es la culpa? A nivel personal le echaría un poco la culpa a Gnecco, cuya actuación no me gustó en el papel del poeta, y a quien nunca pude ver en la piel del gran Pablo Neruda. Mucha exageración, que además y también para no culpar del todo a Gnecco, también se la atribuye a un Pablo Larraín quien termina filmando una cinta pretenciosona que pierde al espectador por momentos.

Sorprendentemente, y para no echarle de todo a «Neruda», la actuación de Gael García Bernal me encantó. El mexicano entrega uno de sus mejores papeles, en una cinta donde se luce con sus mejores atributos. Su personaje termina siendo el más encantador de la cinta, y uno termina hasta encariñándose con él. La sorpresa del personaje vale a pena irla desentrañando a medida que uno va observando la película.

¿Tons? «Neruda» cae por muchos momentos porque su personaje principal no está bien logrado en la pantalla, sin embargo por ver a Gael en su papel vale el boleto. La cinta la podrán ver todos ya en enero de 2017, en varios cines mexicanos, de otras diversas ciudades de nuestro país.

Hasta acá el reporte, estimados. Nos leemos mañana con otra peli que pudimos ver en el Festival Internacional de Cine de Morelia.