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«Silencio», los complejos caminos hacia el entendimiento

Por Asfaltos.

Shūsaku Endō, reconocido escritor japonés del siglo XX, publicó en 1966 su trabajo más reconocido. Bajo el título de «Silencio», la novela de Endō nos cuenta la historia de un misionero portugués que en el Japón del siglo XVII se vuelve apóstata. La obra, retomada por el aclamado director de cine Martin Scorsese, sirve como base para la película del mismo nombre: «Silencio».

Dos sacerdotes jesuitas, en el Portugal del siglo XVII, se debaten frente a otro misionero la pertinencia de viajar a Japón y buscar a su maestro. Interpretados por Andrew Garfield y Adam Driver, los dos misioneros escuchan atentos una no muy concreta confirmación de que su mentor, interpretado por Liam Neeson, tras haber sido perseguido y torturado ha renunciado finalmente a su fe. Seguros de que eso no podría haber sido posible, por la sólida fe de quien les encaminó en ésta, se deciden en buscarle pese al peligro que representa viajar a Japón.

Sin embargo el viaje al Japón no resultará cosa sencilla, pues además de la violencia y el suplicio con el que se encontrarán en un país que desconocen, ambos sacerdotes se verán confrontados hacia sí mismos, pues sostener sus creencias en un país donde la fe católica está prohibida y es causa de muerte no es algo fácil.

Con un ritmo pausado, sin prisas, privilegiando precisamente el «Silencio», Martin Scorsese cuenta una historia sencilla en la que la fe es el centro de atención, muy al estilo de «La última tentación de Cristo». Y es que lejos de ser una propaganda católica, como escuché alguien decía en la radio, «Silencio» se puede leer de diversas formas, siendo desde luego más evidente el mensaje católico, pero sobre todo un mensaje de convivencia, de reunión, de entendimiento hacia el otro.

Sí, el Japón que se nos presenta de inicio en «Silencio» es un Japón salvaje, sucio, violento; sin embargo, conforme va avanzando la película, se nos va mostrando -al mismo tiempo que los sacerdotes lo van descubriendo- como un país moderno, culto, avanzado y sabio. Es ahí, en esa presentación contrastante de dos mundos en un mismo país, donde Scorsese da pasos acertados hacia la construcción de una cinta que atrapa en la intriga. ¿De verdad, el mentor de estos dos fervientes creyentes ha renunciado a su fe? ¿De verdad el hombre por el que arriesgarían la vida para «salvar» su alma y su nombre del escándalo se ha vuelto apóstata?

Las actuaciones de Neeson, Garfield y Driver son muy buenas, sobre todo la de un Adam Driver al que muchos conocieron tras el éxito de «Star Wars: The Force Awakens», y que si bien aparece poco, lo hace con tremenda puntualidad; sin embargo es Andrew Garfield quien se lleva la película, al ser precisamente su personaje el que carga con el peso de la historia. Nosotros, como espectadores, somos cómplices del viaje de este joven jesuita que se enfrenta a lo desconocido, pero sobre todo a sus miedos.

La fe es puesta una vez más en tela de juicio, pues como ya describí al igual que en «La última tentación de Cristo», Scorsese provoca a los creyentes. Sin embargo no se debe de hacer una lectura rápida de la cinta y quedarse únicamente con el viaje, sino con el final que redondea una película que si bien podría resultar por momentos lentao y larga (161 minutos de duración, además de un ritmo poco común en el cine de Hollywood), resulta por demás interesante.

Quizá mi único «pero» es que Scorsese no detiene el final donde debió hacerlo y de gran manera con una escena que resulta poderosa. Mas sin embargo, al ver la serie de críticas y diversas lecturas que «Silencio» ha provocado, es probable que le de la razón a un director que no filma su película más mediocre como muchos apuntan.

Es cierto que podría entenderse «Silencio» como una cinta con un claro mensaje católico y evangelizador; pero si se le permite una lectura más profunda, es posible encontrarse con una revaloración de la fe, y sobre todo un mensaje de apertura y comprensión como ya he destacado.

 

¡Ah, claro, la fotografía de «Silencio» está a cargo del mexicano Rodrigo Prieto, quien además cuenta con una nominación al Oscar en la categoría a Mejor fotografía! El trabajo de Prieto es supremo y cautivante. La competencia no es fácil, pues Prieto compite contra Linus Sandgren por «La La Land», Greig Fraser por “Lion”, Bradford Young por «Arrival» y James Laxton por «Moonlight». No creo, desafortunadamente, que Prieto se alce con la estatuilla.

«Silencio» se estrena en cines mañana viernes 24 de febrero. Compren un buen bote de palomitas y pasen al baño antes de entrar a la sala de cine. Vayan con la mente abierta y muy buen tiempo para pasar casi 3 horas frente a la pantalla grande. «Silencio» sí, vale la pena verla en una pantalla grande.

Con imágenes de Kerry Brown cortesía de Gussi Cinema.

 

 

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