‘Vendedora de caricias’, de Panteón Rococó

Por Asfaltos.

«¿Cuánto traes?», me preguntaba la que de las dos lucía mayor. «Va a pensar que lo estás asaltando», le dijo la más joven. Yo, ahí estaba, absorto en mis pensamientos, absorto en su mirada. «Si no vas a comprar, no mallugues», río la mayor al tiempo que la más joven se me acercaba. Celeste era su «nombre», o por lo menos con el que sale a trabajar todas las noches. «Si te animas, en el hotel de atrás, te aplico un descuento».

 

Era Calzada de Tlalpan, ya el reloj marcaba las 20:30 horas y la noche empezaba para ellas. «Finge que te importo un poco, que me pones atención. Finge que estás escuchando a este humilde servidor. Finge que me conocieras, que no es una noche más». «Que no es una noche más», le dije a Celeste, quien al escucharme reía. «No, para tí no; pero para mí puede ser que sí». Me atreví, la vi a los ojos y le dije: «¿Es difícil fingir?» La mayor ya se había ido. Celeste respondió: «A veces…».

«Vendedora de caricias, ayúdame a olvidarla, que esta noche estoy muy solo, hoy no quiero recordarla. Vendedora de caricias, quédate media hora más, que esta noche estoy muy solo y no me quiero suicidar»…

Volví a verla a los ojos, le sonreí y le dije que no me interesaba; que quizá, es más, «vendedora de caricias, para mí hoy también será una noche más». Sonrió y se dio media vuelta: «Panteón Rococó…, hace tiempo que no me acordaba de esa canción. Gracias».

Publicada en el «Panteón Rococó» del mismo nombre, «Vendedora de caricias» es indudablemente uno de los temas más importantes de esta banda de ska mexicano. Las guitarras, los bajos, la trompeta, el sax y las percusioens, así como la voz del vocal Dr. Shenka, son parte de una de las canciones más emblemáticas de la escena musical nacional desde hace ya unos buenos 10 años. Sí, aquella noche sobre Calzada de Tlalpan era la canción que sonaba en mis audífonos, misma que me hizo detenerme… curioso.