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«Viene de noche», recuperar el miedo a lo que no se ve

Por Asfaltos.

Nos encontramos a la mitad de un bosque. No hay nada mas que una casa, bastante grande por cierto, en donde vemos a una mujer llorar desconsoladamente frente al cuerpo de un hombre mayor. Sabemos que es su padre y está agonizando. Una rara enfermedad le ha generado manchas en la piel, al tiempo que ha afectado también su vista y lo ha convertido en un peligro para la familia. Sentimos la tensión de lo que vamos observando pero no sabemos más. Con eso es suficiente, y así nos lo hace saber el director Trey Edward Shults en los siguientes minutos.

Lo que sí se nos permite saber, frente a la pantalla, es que hay un horror absoluto por lo que a ese hombre le pasó. Enmascarados, protegidos de modo tal que el virus no les afecte, dos hombres más llevan en una carretilla al padre de la mujer. De manera brutal, en una situación que se nos presenta límite, el hombre es víctima de un tiro en la cabeza que lo mata de inmediato. Lanzado a un agujero, quemado de inmediato, el papá de la mujer es pronto desaparecido. La amenaza debe desaparecer; lo hace frente a los ojos de los 3.

Dirigida por Trey Edward Shults, quien el año pasado hiciera mucho ruido con su cinta debut «Krisha» (2015), «Viene de noche» es una película de suspenso psicológico que mantiene a quien le ve al mismísimo filo de la butaca. Y es que la familia compuesta por una madre, un padre, su hijo y el perro del fallecido abuelo, son los únicos personajes humanos que veremos en un inicio frente a la pantalla; y digo personajes humanos porque todo lo que les rodea es también un personaje: el bosque, la casa, el miedo, etc.

Lejos del cine de blockbuster en el que cada elemento debe de tener una explicación para no dejar nada a la imaginación, «Viene de noche» apuesta a lo contrario. Entre menos se da a saber al espectador, entre menos se explica la situación, más será el miedo de quien le observa y le sigue. Al no haber una explicación de lo que vemos nos involucramos con los personajes, nos sumergimos en sus miedos y nos involucramos con ellos. La noche, la oscuridad en la que se ven inmersos por la falta de comodidades a raíz de su refugio, termina envolviéndonos en su piel, en lo que sienten, en lo que temen.

«Viene de noche» puede que para algunos resulte un tanto insatisfactoria por el hecho de no mostrarnos más, por el hecho de no decirnos cuál es la razón de la muerte del abuelo, pero es ahí donde radican gran parte de sus virtudes. Pues los personajes, interpretados por Joel Edgerton, Christopher Abbot, Riley Keough y Kelvin Harrison Jr., tampoco saben aquello; de hecho, el personaje de Edgerton, el padre, justo menciona que a todo lo que hay alrededor hay que temerle: no hay que confiar en nada… ni en nadie.

No voy a negarles que en efecto a lo largo de sus 91 minutos de duración, «Viene de noche» es una experiencia primordialmente llena de tensión. Uno, como espectador, está tratando de hilar ideas o de intentar responder lo que sucede. Eso sí, acá no hay terror de pastelazo; sí habrán secuencias donde uno salte, o grite un poco, pero el terror es mas bien mental. Al terminar de ver la cinta, lo primero que sentí fue cierta incomodidad, no por la calidad de la cinta, sino por toda la serie de dudas generadas. Uno digiere con dificultad una película que hace nos llevemos muchas preguntas con nosotros.

Ese es el triunfo de Trey Edward Shults, quien logra si bien no una película perfecta ni tampoco demasiado novedosa, sí una bastante bien ejecutada y bien lograda. Elementos como la fotografía, la dirección de cámara, lo que escuchamos al fondo y el mismo trabajo actoral, terminan por complementar una cinta que debe verse sí o sí en pantalla grande.

 

«Viene de noche» estrena hoy jueves 29 de junio cortesía de Cine Caníbal. Recomendable sí. Ir acompañado, «por si las dudas».

Imágenes cortesía de Cine Caníbal.

 

 

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