Por Jesús Ortega.
Para los millenial y los que empezamos a tener uso de razón en los 2000, sabemos que la música que hoy día nos gusta se está yendo poco a poco a la mierda, y no es porque nuestros artistas favoritos estén haciendo mal las cosas, es por el simple hecho de que se están muriendo.
Ayer mientras borregos y conductores de televisión celebraban el despreciable y frustrante cumpleaños de nuestro presidente, habemos quienes por respeto y admiración celebramos y damos luto a uno de los músicos más grandes de los 90 como lo fue Chris Cornell quien decidió quitarse la vida en mayo de este año.
Y tristemente mientras el día de ayer iba pasando, a las 9:00 horas del jueves 20 de diciembre fue encontrado muerto Chester Bennington, vocalista de una de la bandas más representativas de los 2000: Linkin Park.
En mi cabeza rondaban un millón de cosas y es la razón por la cual escribo esta triste de nota de cómo nos va a tocar ver caer a los más grandes músicos mientras siguen surgiendo «Malumas», «J Balvins», «Shakiras» y «Justin Biebers».
Antes que nada Chester marcó una pauta en el tiempo del nü-metal, aún puedo recordar con claridad cómo es que en MTV y Telehit pasaban videos como «Crawling», «In The End» o lo tenebroso que me resultaba era el video «One Step Closer», justo antes o después de alguna de Korn o Limp Bizkit.
Recuerdo llegar con un MP3 con microdiscos (que marcaron tendencia en ese momento) a la escuela, y escuchar las 30 canciones que podía descargar ahí y que tristemente fueron decomisadas tantas veces por mis maestros que seguro por ahí perdí algunos. Llegar y saber que no era el único que escuchaba esas bandas, algunos con sus gorras al revés de NY rojas, algunos con picos en todo su cabello, algunos regresados a sus casas por llevar el pelo pintado de güero o rojo, así como los ciegos de mis compañeros que usaban el armazón ya un poco más marcado al estilo Jonathan Davis.
Hoy ese personaje que se desgarraba la voz para hacer notar su sentir y en dos segundos te cantaba con la voz más melódica del universo, tomó la decisión de irse de este mundo para volverse completamente eterno y es entonces que uno se da cuenta de algo muy cabrón: nada es para siempre. Por más que quisieras que cada artista fuera inmortal, sólo lo puede lograr con su música y sus acciones.
Estamos en un tiempo en donde aún sobreviven muchos artistas que desde los 50 tienen un gran renombre y cada vez los vemos más grandes; algunos ya no soportan estar en el escenario, algunos por cuestiones de salud han tenido que alejarse de los escenarios y para después dejarnos el recuerdo.
Algo chistoso que viene a mi mente, es que cada día nacen nuevos proyectos que son impulsados con tanta facilidad a través del mundo digital de hoy en día, y que no tenían que entrarle a los putazos tan cañón como lo hacían en esos tiempos.
Descansa en paz Chester Bennington, vocalista principal de Linkin Park.
Foto: Ben Houdijk.
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