«Me llamo Nojoom»: historia que te estremecerá al filo de la butaca

Por Elchín Balboa.

Me llamo «Nojoom, tengo diez años y quiero el divorcio» (2016) es una película que aborda con realismo la compleja situación del matrimonio infantil en países musulmanes. La historia se desarrolla en Yemen, país que ocupa los primeros lugares en esta triste problemática y donde el filme fue rodado de manera clandestina.

Con un montaje dinámico y un guion claro y directo, Khadija Al-Salami entrega su cuarto largometraje, basado en su propia experiencia (la directora fue obligada a casarse por las tradiciones de su comunidad todavía siendo una niña) y en la estremecedora historia de Nujood Ali, quien sorprendió al mundo árabe en 2008 al lograr anular su matrimonio y encabezar así una reacción feminista en Medio Oriente.

El filme capta con crudeza la difícil situación social en estos países, sin por ello caer en una estructura maniquea para establecer víctimas y verdugos. En este sentido, Al-Salami articula una narración muy cuidadosa donde no hay villanos, salvo los terribles estragos en materia de derechos infantiles y humanos a causa de la ignorancia, la pobreza y el difícil yugo del aislamiento religioso en una zona del mundo que ha sido devastada sistemáticamente, debido a innumerables guerras e intervenciones extranjeras.

Códigos acendrados de conducta, hoy cuestionados a fondo por la crítica occidental, dan cuerpo a una represión histórica de la mujer que la película muestra casi con rigor documental. La directora contrasta con mucha sensibilidad la brecha entre la construcción de un estado nacional, en este caso el de Yemen, y las múltiples tradiciones culturales y religiosas que lo integran. También construye un documento fílmico y de denuncia de una costumbre fundada sobre la ignorancia y el desprecio: «Las mujeres avergüenzan», «casada a los ocho felicidad garantizada», repiten el padre y el esposo de Nojoom al tiempo que mascan khat como camellos y disparan al aire sus AK-47.

Así, la violación, la esclavitud y la explotación infantil son retratadas dentro de un marco cultural sumamente complejo: por un lado, se tratan de prácticas sustentadas por una normatividad religiosa, basada en interpretaciones populares del Corán y que forman orgánicamente la economía, la sociedad y la familia en las comunidades más pobres de Yemen; por el otro, estas mismas costumbres comienzan a ser perseguidas y castigadas por una nación que puja por ser moderna y diluir los lastres de la ignorancia, arraigados de por sí en la propia identidad cultural a partir de la cual busca construirse.

Nojoom, la pequeña heroína y cuyo nombre significa «estrellas en el cielo», se rebela con una determinación prodigiosa a la vez que inocente y hace eco de Nujood, que significa «oculta». Dicho nombre nos refiere a la historia real de Nujood Alí, quien con el apoyo de Shada Nasser, una renombrada abogada feminista árabe, logró llevar a los tribunales su caso, conseguir la anulación de su matrimonio y poner de paso bajo la lupa una serie de prácticas consideradas aberrantes en la actualidad.

La joven cineasta yemenita Khadija Al-Salami obtuvo una beca a los 16 años para estudiar cine en Estados Unidos y luego dirigió varios documentales televisivos. Producciones como «Yemen of a Thousand Faces» (2000), «Les femmes et la démocratie au Yémen» (2003) y «Amina» (2006) han consolidado su carrera tras su paso por diversos festivales de cine. «Me llamo Nojoom…» ha sido galardonada con premios como el de la «Mejor película de ficción» del Festival Internacional de Cine de Dubái, en Emiratos Árabes Unidos, y como el Premio de la Audiencia del Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián, España.

 

Se trata de una película altamente recomendable que no puedes dejar pasar. Más aún si te gusta estar al tanto de las problemáticas culturales en Medio Oriente y seguir de cerca las luchas actuales por los derechos infantiles y de la mujer, sin duda dos de los problemas a nivel mundial que merecen con más urgencia nuestra atención.