Grupo Tamachij Chihuatl mantiene viva tradición y técnica ancestral

Texto y fotos por Yemmy Sierra.

En el Museo Nacional de las Culturas Populares (MNCP) se realizó la expo venta «Magia Artesanal de Puebla». Durante tres fines de semana hubo música, artesanías y comida proveniente de dicho estado. En esta exposición tuve la gran oportunidad de platicar con Doña Teresa Lino Bello, quien acudió en representación de la organización Tamachij Chihuatl («hecho a mano») que lleva 38 años rescatando técnicas ancestrales y mejorando sus textiles para poder a su vez mejorar la vida de todas las mujeres que participan en esta organización.

Foto: Doña Teresa Lino Bello en su puesto.

Hueyapan es una población indígena que habla náhuatl, su principal actividad económica es la agricultura. Como producto de la tradición indígena y mestiza surgió la actividad artesanal textil que se realiza con lana. En la época de sus abuelos se realizaba la crianza de las ovejas, actualmente compran la lana natural hilada a una fábrica. Hay dos razones por las que ya no se dedican a la crianza: la primera es por espacio, ya que dan preferencia a la siembra para sustento; y la segunda es porque encarece el producto, sólo lo llegan a realizar para autoconsumo por lo que aún conservan el conocimiento.

Foto: Ubicación de Hueyapan en Puebla.

Después de la revolución mexicana comenzaron a utilizar el hilo industrial, usaban estambre, acrílico, algodón y lana y no realizaban textiles con identidad propia, replicaban los bordados de revistas o de otras comunidades con el fin de comercializar sus productos. Después de organizarse –hace 38 años– y gracias al apoyo de la maestra Teresa Pomar, empiezan a realizar el rescate a través de un trabajo de investigación con las personas mayores de su comunidad y retoman el teñir la lana utilizando tintes naturales.

Este proceso al depender de la memoria de las artesanas hizo que con el tiempo se perdieran algunas técnicas y nombres en náhuatl. El retomar el teñir sin químicos utilizando fijadores naturales, ha sido un reto en el que han invertido muchas horas y han realizado miles de pruebas convirtiéndolas en maestras tintoreras capaces de replicar los colores y obtener una amplia gama de tonos. Se han esmerado en depurar sus conocimientos, y como parte importante para la comercialización, los nuevos diseños se derivan de las prendas tradicionales, conservando la tradición cultural y el valor de su historia para crear textiles de alta calidad.

En su cosmovisión el cuadrado tiene un papel muy importante, ya sea que representen los 4 elementos o los 4 puntos cardinales. El árbol de la vida es un símbolo como pueblo indígena que habla del futuro, se representa inclinado porque consideran que la vida no termina con la muerte, creen que reencarnan en su espíritu que es de un animal dependiendo del comportamiento que hayan tenido, lo que llaman el nahual. Por eso junto al árbol en sus bordados incluyen animales que reflejan su comportamiento: mariposa, perro, gato, venado, águila, etc.

La transmisión de todo su proceso es de manera oral: trasquilado, lavado, selección, hilado, teñido, tejido y bordado, por lo que su preservación depende de que sigan vivas y de que las nuevas generaciones estén dispuestas a aprender y continuar con esta labor. Su apuesta es por la alta calidad competitiva contra marcas internacionales.

Yemmy Sierra. Amante de la artesanía, la comida, la vida y la buena compañía por lo que a menudo me encuentran en ferias y exposiciones junto a mi familia. Apasionada del aprendizaje, siento repentinos e intensos llamados que me han llevado desde estudiar japonés hasta loditos uno en cerámica. Me gusta sobreanalizar la vida, sumergirme en mis pensamientos, encontrar nuevos caminos, recorrerlos y desrecorrerlos. Aún conservo la esperanza en la humanidad y creo que cuando cambie yo, cambiará el mundo: he encontrado en el emprendimiento la manera de sublimarme.