Un deportista intachable y uno de los más destacados de toda la historia en México, Rafael Márquez, pasó en una cuestión de horas a perder prácticamente todo lo que ha ganado en su carrera como futbolista.
Perdió la oportunidad de trabajar, le bloquearon sus cuentas bancarias, sus bienes podrían estar en peligro y su imagen quedó empañada como nadie lo hubiera podido imaginar. La noticia del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos de vincularlo a una red de 40 empresas que lavan dinero de Raúl Flores Hernández, «El Tío», ha sido un terremoto.
Pero lo cierto es que la noticia es un escándalo. Lo más interesante de esto es que dando por cierta las dos versiones, tanto la del Departamento del Tesoro como la Márquez, pareciera que se contradicen, pero en realidad tienen un punto de encuentro que es muy grave y peligroso.
En un texto de hace unas semanas, señalábamos que el narcotráfico tiene influencia hasta en las gastronomía, una manera irónica de hacer visible la red que ha tendido el crimen organizado en todas las actividades de la vida cotidiana en nuestro país.
Y creo que este es caso precisamente el de Rafa Márquez, ya que ofreciéndole el beneficio de la duda dada su trayectoria profesional, que siempre estuvo libre de escándalos, si es verdad que él no tiene vínculos ni relación personal con Flores Hernández, ¿cómo se puede caer en una red de lavado de dinero?
Esta información no se había hecha pública, hasta que precisamente el abogado José Luis Nassar Daw anunció que asumió la defensa del futbolista y fue él mismo quien declaró que los recursos de origen ilegal llegaron a la Fundación Rafael Márquez como donativos en un programa de «redondeo».
Evidentemente tuvo que ser mucho dinero para que el Departamento del Tesoro le pusiera el ojo encima, pero además –según Nassar Daw– fue el hijo del narcotraficante quien de manera anónima hizo llegar estos recursos a la organización social.
«Se presume que esto fue lo que dio origen, cabe aclarar que no fueron donativos personales, es un tema de redondeo de la cuenta de los restaurantes, aportaciones que se dieron de manera similar a otras instituciones públicas y privadas», dijo el abogado.
Otra vez, suponiendo que esto es cierto, los «donativos anónimos» hechos por el hijo de Flores Hernández han dañado la vida de Rafael Márquez de manera inesperada; y la gente dirá que para personajes como el futbolista, el dinero les sobra lo mismo que recursos para su defensa y para mantenerse mientras no tienen ingresos.
Pero no se trata solo de lo económico, sino del impacto que una acción de estas puede tener en la vida de las personas que no están directamente dentro del crimen organizado, es decir, que dedican su vida al trabajo para que desde lo oscuro, alguien los atraiga al hoyo negro que es el narcotráfico en México.
Y digo hoyo negro porque literalmente succiona todo a su paso, no deja ningún sitio libre y tanto las instituciones como las personas, se ven inmersas en estas dinámicas de manera involuntaria.
En una plática con un notario, decía que había vividos casos tan dramáticos como el hecho de escriturar casas de millones de pesos a nombre de personas que luego se enteraban que eran solamente las que hacían la limpieza en esos lugares y que engañadas por los «patrones», accedían a eso pero a la hora de los cateos, eran detenidos y acusados de narcotráfico y crimen organizado, además de lavado de dinero. Pero en realidad, solo eran las que limpiaban las casas y no tenían ni siquiera cuenta bancaria.
O sea que lejos de prejuicios fáciles, indudablemente a estas alturas cualquier está expuesto a caer en estas redes de lavado de dinero creyendo que hace negocios o que labora para gente honorable y decente, pero como dicen las abuelitas: «caras vemos, pero…»
Foto: EA SPORTS FIFA.
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