Por Asfaltos.
La otra vez andaba caminando por la calle, cuando me topé con una escena común en las calles de Ciudad de México: un viejito, estirando una mano mientras con la otra sujetaba un bote, pedía dinero con una súplica que se veía a leguas en sus ojos. La escena me dolió, porque de entre todos los que pasaban, eran pocos los que le hacían caso. ¿En qué momento les abandonamos?
Dirigido por Lorenzo Hagerman, el día de hoy, jueves 17 de agosto, estrenó en cines nacionales un documental entrañable. El emotivo trabajo lleva por nombre «Aquí sigo» y nos presenta la historia de varios viejitos alrededor del mundo. Con vidas diversas, en países muy distintos, hay sin embargo algo que les une: ese amor sólido por la vida.
No, a través de Lorenzo Hagerman no vemos el pasado de estos personajes que rondan entre los 80 y los 100 años; mas bien vemos su reluciente presente. ¡100 años! Con tantísima vitalidad, con tantísima energía, sería imposible pensar que nuestros protagonistas rondan semejantes edades; pero es así. Eso sí, la edad, sin duda, solo se refleja en sus cuerpos, pues a través de sus relatos, de su tremendo presente, es imposible no percatarse que su juventud supera así a la de muchos otros «jóvenes».
De hecho, en una de las escena de «Aquí sigo», uno de los protagonistas nos regala una muy sólida lección: si uno no vive con la energía que la juventud otorga, cuando se llegue a viejo, costará más trabajo vivir… Sin duda un trabajo bellamente realizado, pero sobre todo muy bien organizado. A pesar de las diferencias de cada una de las historias con las que nos topamos, nos encontramos con el amor por la naturaleza, por la comida, por los recuerdos emocionantes del ayer; pero como ya afirmé por lo alucinante que resulta el presente.
Sin muchos aspavientos, pero sí con una sensibilidad que se la agradece, Hagerman nos sitúa al interior de estas vidas tan llenas de vitalidad que nos hacen apreciar lo bello que es vivir. Desde luego, y naturalmente, que la muerte está presente; pero lo está como parte de la vida misma, no como algo que asusta o que aleja, sino algo que aún siendo tan dolorosa como es, termina por ser parte de un entorno mismo donde vivir al día es la gran lección.
Además, para los amantes de la música, aquella arte que también nos coloca en escenas y recuerdos particulares, «Aquí sigo» cuenta con un repertorio que va desde melodías clásicas hasta algunas más modernas. La musicalización, sin duda, es un aspecto que termina por redondear un trabajo con el que viajamos por Canadá, Costa Rica, Japón, Italia y México, entre otros.
«Aquí sigo» de Lorenzo Hagerman se estrena entonces hoy jueves 17 de agosto. Por su naturaleza de documental, por no contar con los enormes gastos publicitarios de otras películas, es probable que dure poco en cartelera. Corran, de verdad, a permitirse disfrutar de este entrañable trabajo que les tocará el corazón; y que sobre todo les hará contemplar con los ojos de la experiencia la emoción misma de vivir.
¿Por qué, entonces, con tantas experiencias y con tanta vida sobre sus hombros, abandonamos en nuestras culturas tan feamente a los ancianos? En otras culturas eran inclusive venerados, consultados… Hoy, en muchos sitios se les desdeña y se les abandona; se les deja a su suerte con un bote en la mano y la otra estirada buscando una moneda. «Aquí sigo», indirectamente, es precisamente eso: un llamado a recordarnos que aquí siguen, y aquí seguirán.
Con imágenes cortesía de Artegios Distribución.
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