Texto y fotos por Yemmy Sierra.
La artesanía si no proviene de una tradición pero conserva los rasgos técnicos, sociales y culturales, se considera artesanía híbrida, y es en esta clasificación dada por el FONART que se encuentra Inspiraciones en barro. Me reuní con la artesana Marcela Hernández creadora de ésta marca para platicar cómo ha sido su proceso.
Foto: Marcela mostrando sus artesanías.
Marcela no proviene de una familia de artesanos, desde niña ha tenido afinidad por las artes, pero se mantuvo al margen hasta que el taller llegó a su vida, llegó en un momento crítico: acababa de pasar por la enfermedad y fallecimiento de su abuela y de su madre, y tenía a su hijo pequeño. Con el apoyo de su abuelo se hace de su primer taller. Lo interesante de su historia es que Marcela no trabajaba el barro, ella hacía manualidades como un extra de su trabajo, pero por insistencia de sus conocidos y ante la oportunidad, es que decide aventurarse.
Su artesanía se caracteriza por la elaboración de figuras planas y es una fusión entre lo artesanal y lo contemporáneo. Su proceso inicia con la compra del barro rojo con un distribuidor que lo trae de Oaxaca, lo somete a un proceso de lavado para quitar impurezas, posteriormente lo deshidrata por 1 día para obtener una textura tipo plastilina, la amasa para sacar el aire y comienza el modelado, trazo, corte y grabado fino; deja secar las piezas para posteriormente pulirlas y hornearlas a mil grados, espera a que se enfríe el horno de 6 a 8 horas para poder sacar las piezas y comenzar a pintar. Pinta cada pieza y cada caja, pega las piezas de barro, decora, realiza el laqueado, etiquetado y empacado.
Foto: Parte del proceso de transformación del barro.
Marcela es lo que se denomina una artesana empírica, ya que sólo tuvo oportunidad de tomar dos clases; además su aprendizaje ha sido a prueba y error, aprendizaje que hasta el momento suma quince años. En su proceso no existen moldes, todo es manual. Cualquier paso que no esté correctamente realizado en su proceso provoca que las piezas se rompan, una vez que una pieza ha estado en el horno no es posible reutilizar el material por lo que es desperdicio, y si no se horneó correctamente no existe una segunda oportunidad ya que se rompen. Marcela ha logrado lo que denomina «una comunión con el barro», ya que ahora con el tacto puede saber si una pieza quedó bien cocida, por observar su color y por otras técnicas que ha desarrollado.
Cada pieza es una expresión de amor, su proceso de transformar el barro lleva inspiración, alegría y amor. El realizar el acabado hace que sus sentimientos se intensifiquen a pasión. Lo que más disfruta es cuando un cliente sonríe el ver una pieza, la disfruta, la huele, la abraza.
Marcela se siente enamorada y orgullosa de México y quisiera que otros hogares tuvieran un pedacito de México a través de sus piezas, no le interesa volverse una productora en serie, se le antoja elaborar piezas más complejas, únicas y «aunque suene trillado, que sea de México para el mundo».
Foto: Logotipo Inspiraciones en barro.
Yemmy Sierra. Amante de la artesanía, la comida, la vida y la buena compañía por lo que a menudo me encuentran en ferias y exposiciones junto a mi familia. Apasionada del aprendizaje, siento repentinos e intensos llamados que me han llevado desde estudiar japonés hasta loditos uno en cerámica. Me gusta sobreanalizar la vida, sumergirme en mis pensamientos, encontrar nuevos caminos, recorrerlos y desrecorrerlos. Aún conservo la esperanza en la humanidad y creo que cuando cambie yo, cambiará el mundo: he encontrado en el emprendimiento la manera de sublimarme.
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