‘Azúcar amargo’, versión Pedro Capó

Por Asfaltos.

La versión que les comparto hoy es probablemente una de las melodías más populares en estos días. Qué conste, una de las más populares, que no una de las mejores, aunque no suena mal, eh, por eso se las comparto si es que no la han oído. La canción, por cierto, la escuché en una estación pop tras haber oído «El ataque de las chicas cocodrilo» versión Aleks Syntek, original de Los Hombres G. Sí, son los tiempos de la explotación comercial de la nostalgia…

 

¿Ubican a Fey? No sé si en las generaciones más actuales Fey les signifique algo, pero para quienes son de mi rodada, ahí en los 30, Fey es sin duda una de las figuras más icónicas de nuestra pubertad. Podría decir, sin afirmarlo del todo porque no lo tengo tampoco tan claro, que fue uno de los primeros amores de muchos -me incluyo-, desde aquellas apariciones en unas cápsulas del refresco Fanta, hasta desde luego sus inicios musicales.

Su outfit noventero era para mí un deleite visual. De hecho, cualquier niña de aquellos años que vistiera como ella, era para mí un anhelo siempre… ¿Te acuerda de esto, Samanta? En fin, el asunto es que Fey catapultó su carrera con su álbum debut homónimo de 1996, y la afianzó sin mayor duda con su posterior «Tierna la noche» de 1996. Es en «Tierna la noche» donde se incluyen éxitos como «Muévelo» y «Subidón», así como también la vergonzosa pero ahora muy cómica y tierna «Popocatépetl«; sí, en «Tierna la noche» se incluye su exitazo «Azúcar amargo», de la que les presento una versión.

En cuanto escuché la canción me llamó la atención las variaciones incluidas, y sobre todo, que sonara tan fresca a pesar de sus buenos ayeres (la canción ya tiene la mayoría de edad legal en todo el mundo). Pedro Capó, músico boricua, es el responsable de una versión moderna de «Azúcar amargo» interpretada originalmente por Fey, y que destaco porque no se remite a la musicalización original, sino que le agrega algo de su cosecha para entregar una manera distinta del éxito ya conocido.

En fin, me acordé de muchas cosas gracias a esta versión de «Azúcar amargo», y seguro a muchos de ustedes les pasará lo mismo si vivieron aquellos inocentes 90… ¿Me estás leyendo Samanta? (Esta historia continuará, jaja).