Por Asfaltos.
Es 10 de mayo y todos, o casi todos, celebramos a nuestras mamás adoradas y queridas. Sin embargo, sírvase esta reseña para reflexionar un poco sobre si la celebración es siempre, o «nomás» por un día. «Violeta al fin», de la realizadora tica Hilda Hidalgo, nos ayuda a poner el tema sobre la mesa con una cinta más que estremecedora, y sí, sumamente hermosa. Imperdible esta película entre la muy competida cartelera del fin de semana.
Pocas veces en México, en el circuito comercial lejos de los festivales de cine en nuestro país, podemos disfrutar de una cinta de origen costarricense. La nación, una de las líderes en Centroamérica, es representada con gran talento por una película emotiva. «Violeta al fin», de Hilda Hidalgo, nos presenta la historia de Violeta, una mujer madura que después de su divorcio intenta estabilizarse. Pero no es fácil; nada sencillo.
Con una sensibilidad digna de destacarse, Hilda nos lleva de la mano por la íntima historia de una mujer que a pesar de todo está lista para reinventarse. Con sus hijos preocupados y con sus amigas asombradas, Hilda da pasos firmes para irse demostrando que ella es tan capaz de salir por su propia cuenta, que hasta se anuncia dispuesta y enfocada en empezar un nuevo y soñado negocio. Sin embargo, como es de esperarse, no resulta sencillo.
La edad pone todo en perspectiva, situación que para la misma Hilda no escapa de sus ojos, y misma que confiesa sin tapujos le hace que todo le duela un poquito más. Con su casa como firme pilar de su vida, llena de recuerdos y anhelos por el futuro, Violeta se pone a prueba a los próximos infortunios que están por asediarle. Le tocará, en el camino, irse encontrando con quien terminará siendo su propio pilar: ella misma.
Sin prisas, con un ritmo que nos contagia el devenir de la propia Violeta, Hilda nos hace partícipes de esta linda historia que termina por emocionar a uno por los muchos ecos que hay o habrán en nuestras vidas. Las reflexiones sobre quienes somos hijos, y también sobre quienes seremos padres y también abuelos, terminan por hacer que la película sea ideal para disfrutarse en familia.
Del trabajo de Hilda se destacan varias cosas. Es sabido que Costa Rica es conocido como un paraíso verde, mismo que es trasladado en esta película al precioso jardín de la casa de Violeta; entre edificios, frente al acecho de quienes buscan hacerse de su terreno -como también sucede en Ciudad de México-, la propiedad de Violeta se levanta orgullosa gracias a la fortaleza de su inquilina.
La fotografía, la dirección de actores y el tremendo casting son elementos que hacen aún más apetecible esta linda historia que reitero resulta imeprdible. Por cierto, el actor mexicano Gustavo Sánchez Parra nos regala una de sus actuaciones más bellas; es bueno verle en otro tipo de papeles, pues el intérprete tiene un amplio rango del cual aportar.
¿Recomendable? Absolutamente. «Violeta al fin» de Hilda Hidalgo es un viaje hermoso y entrañable que se debe de ver en la pantalla grande y en compañía de su familia. ¿No le pudieron regalar nada a mamá? Llévenla a ver esta película, verán cómo se la pasan bien. «Violeta al fin» está ya disponible en cines nacionales. Consulten cartelera.
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