Más allá de alguna propuesta importante o un planteamiento de ideas que rompan con el esquema de campaña de los candidatos presidenciales, la noticia la ha dado Margarita Zavala al anunciar su renuncia y poner en tela de juicio varias cosas; desde las posibilidades reales que tienen los independientes, hasta los manejos en la cúpula del poder que pudieron haber presionado a la ex primera dama a tomar esta decisión.
Quienes seguían de cerca la campaña de Zavala, aseguran que antes de ir al programa de televisión donde anunció inicialmente su decisión, estuvo en una reunión con empresarios; tal vez ahí les dijo lo que iba hacer o ahí acordaron que tomaría el camino de renunciar a su candidatura presidencial.
Algunos políticos, incluyendo a su marido, aseguran que esto es una muestra de su “congruencia” política y moral. Sin dudar de esto, las incógnitas que surgen de esta noticia son muchas, sobre todo con lo que respecta al juego político que se ha generado en torno a los empresarios y su preocupación por que llegue AMLO a la presidencia.
No hay que olvidar que la familia Baillères, una de las más ricas y poderosas de México, dueña de Grupo Bal, El Palacio de Hierro, Peñoles y Petrobal, fondeó -según el Instituto Nacional Electoral (INE)- recursos para la campaña de Margarita Zavala, algo que es significativo en cuanto al papel que juegan los empresarios en estas y todas las elecciones.
También porque según el sitio Sin Embargo, los Baillères fueron algunas de las familias más beneficiadas en el sexenio de Felipe Calderón y «recibieron en total mil 367 títulos de propiedad minera por la república mexicana, con un gran total de 2 millones 261 mil 197 hectáreas en 20 estados», dice este portal.
Ahora con la renuncia de Zavala, el ajuste es mínimo y la pelea sigue siendo de AMLO muy adelante en las encuestas, y Meade y Anaya, los dos sufriendo por ganar votos y con la espada colgando sobre sus cabezas, como una posibilidad de que alguno decline a favor del otro, aunque lo nieguen todo el tiempo.
Ahora lo interesante de esto a nivel poder, no es si los pocos seguidores de Zavala votarán por AMLO, como lo ha asegurado el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, sino qué decisiones tomarán los empresarios que apoyaron a la candidata para dejar el PAN e ir como independiente.
¿Tendrán que decantarse por Anaya? ¿Irán con Meade? ¿Aceptarán a AMLO? Y es que mi percepción es que el poder político está supeditado en cierta medida a otro poder de facto, que es el económico y empresarial, donde ellos son los que de verdad tienen y pueden darle rumbo al país, más allá de un proceso electoral.
Y nada más hay que ver la presión que ejercen sobre AMLO y cómo ha tenido que cambiar su discurso, dejar esas frases retóricas y clasistas en donde solo los «pobres son los buenos», y comenzar a jugar un papel más neutral con respecto a lo que representan -en verdad- los empresarios en México.
Pero el tema de Margarita Zavala da mucho qué analizar, desde el hecho de que México no está preparado para tener a una mujer como presidente –tal como ella misma lo señaló–; el papel y los alcances que tienen los candidatos independientes y sobre todo, el peso que carga a cuestas por la «guerra» que comenzó su marido, algo que millones de personas –sobre todo las que han tenido que sufrir el ser un «daño colateral»– jamás le perdonarán.
Mientras tanto, el proceso electoral continúa, con un derroche de recursos descomunal…
Foto: Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte México.
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