Tierra Otomí Vive: Bordando historias a través del pepenado

Texto y fotos por Yemmy Sierra.

El fin de semana del 18 al 20 de mayo de 2018 se llevó a cabo el 5º Festival Anual de Textiles en el Centro Cultural Isidro Fabela -también conocido como Museo Casa del Risco-; en otra entrada les contaré todo lo que hay detrás de este festival que realmente llenó mi corazón y mis sentidos el ver los lazos de hermandad que se entrelazan entre todos los tejedores que lo organizan y que participan.

En este evento tuve la oportunidad de conocer a muchos artesanos y platicar con ellos, así fue como conocí a Rosalina Norma Gutiérrez Ramírez quien viene de Ixtenco en el estado de Tlaxcala. Ixtenco, deriva de los vocablos en lengua náhuatl ixtli, tentli y la terminación co, y se traduce como «en la rivera» o «en la orilla».

Mapa mostrando la ubicación de Ixtenco en el estado de Tlaxcala.

Rosalina realiza el bordado tradicional de Ixtenco que es el pepenado con pliegue, lleva 14 años elaborándolo, aprendió a los 11 años, su mamá fue quien le enseño cómo realizarlo. Ella es lo que se denomina una artesana por herencia; es decir, que su conocimiento ha ido pasando de generación en generación. Rosalina me cuenta que todos los que realizan este bordado provienen de la familia Cisneros. Su taller lo tiene en casa y trabajan su mamá, ella y su hija a quien le enseñó cómo realizarlo. Realizan diferentes artículos como son: fundas para laptop, monederos, trajes tradicionales, rebozos, lapiceras, camisas de guarda, etc.

Foto: Rosalina Gutiérrez posa con las blusas elaboradas por ella.

La manta para realizar la blusa la compran, pero ellas la confeccionan; tradicionalmente se realiza en manta de color natural y el bordado en colores rojo, negro y azul rey. Los bordados que realizan representan la flora y fauna de La Malintzin, ya que Ixtenco está asentado en la falda de este volcán. El bordado del águila es muy representativo del municipio. Veneran a San Juan Bautista y lo representan de la manera espiritual con un águila. Bordan diferentes águilas, la más común es de frente y con las alas abiertas con una serpiente y parada en un nopal, y hay otra lateral con banderas cruzadas. Estas representaciones, recuerda Rosalina, ya las realizaba su bisabuela. El traje típico para la mujer es la camisa de guarda, ceñidor liso o labrado, enredo o titixtle y nahuas con picos tejidos; y para el hombre es la camisa y calzón de manta, antes el traje del hombre no se bordaba, actualmente ya se borda la camisa y el 17 de junio se hace un desfile identitario donde todos portan su traje.

Rosalina no recuerda el año en que comenzaron la innovación en el color de la manta y a incorporar nuevas figuras, pero lo hicieron como una forma de diferenciar su trabajo del resto de la familia. Ellos heredaron muestras de las figuras, pero también han tenido la influencia de los clientes que les piden figuras especiales como por ejemplo un caballito de mar; y aunque en su comunidad no hay mar por petición lo bordaron. Cuando les hacen un pedido de una figura que no realizan tradicionalmente, primero realizan una muestra para ver si es posible que lo borden. También en la combinación de colores hay la influencia de los clientes cuando les hacen pedidos especiales; a veces cuando el mercado lo demanda y si a ellas les gusta, lo retoman.

El tiempo de elaboración de una blusa depende de la cantidad de bordado, para las tiras de pecho y mangas como se muestran en las fotos -considerando jornadas de 8 horas-, suele ser dos días; cuando son más elaboradas van de 15 días a un mes y para concurso se tardan 3 meses por la cantidad y la complejidad del bordado.

Foto: Arriba pepenado con pliegue, abajo pepenado invertido con pliegue.

A Rosalina le gustaría que más personas conocieran su trabajo, ya que el mercado en que se venden sus artesanías suele ser local. Si quieren conocer más de su trabajo la pueden seguir aquí.

Yemmy Sierra. Amante de la artesanía, la comida, la vida y la buena compañía por lo que a menudo me encuentran en ferias y exposiciones junto a mi familia. Apasionada del aprendizaje, siento repentinos e intensos llamados que me han llevado desde estudiar japonés hasta loditos uno en cerámica. Me gusta sobreanalizar la vida, sumergirme en mis pensamientos, encontrar nuevos caminos, recorrerlos y desrecorrerlos. Aún conservo la esperanza en la humanidad y creo que cuando cambie yo, cambiará el mundo: he encontrado en el emprendimiento la manera de sublimarme.