En febrero de 2014, la revista TIME dedicó su portada al presidente Enrique Peña Nieto con la frase “Salvando a México”. Cuatro años después, es el mandatario con menos aceptación social de la historia reciente del país.
Se va dejando una nación en crisis en todos los ámbitos. Ya hemos hablado en este espacio de la situación que se vive actualmente en materia de derechos humanos, seguridad y justicia, pero las cosas no son mejores a nivel de economía familiar.
Sabemos que a nivel macroeconómico el Producto Interno Bruto (PIB) del país crecerá en promedio 2.5 por ciento (más menos según las referencias) en este año, la inflación está en el orden del 4.5 por ciento y algunas inversiones siguen llegando. Nada malo, según los especialistas.
Pero una encuesta de GEA-ISA realizada en mayo pasado, demuestra que estos números no se reflejan ni en la satisfacción ni los bolsillos de las personas.
A pregunta expresa sobre cuál es el principal problema del país, el 35 por ciento dijo que el económico; solo detrás de seguridad, que alcanzó 37 por ciento.
Cuando preguntaron si “¿usted cree que el país va por un rumbo correcto o equivocado?”, 79 por ciento opinó que va en “rumbo equivocado” en lo económico y 80 en lo político; además de que el 35 por ciento considera que la situación actual que vive el país es mala en lo económico.
Y con respecto a la situación actual en lo económico comparada con la del año pasado, 48 por ciento dijo que está peor y 41 por ciento considera que así continuará para el próximo año.
¿Pero por qué se tiene esa percepción tan negativa de la realidad económica? De acuerdo al informe «Desigualdades en México 2018«, elaborado por El Colegio de México (Colmex), la situación salarial, laboral y de poder adquisitivo se han dañado profundamente en los últimos sexenios.
“Desde hace 17 años las oportunidades para acceder a empleos de calidad en México han disminuido” y “la proporción de trabajadores subordinados que ganan menos de un salario mínimo ha aumentado en más de 50 por ciento”, dice el documento.
Además, casi la mitad de la fuerza laboral en el país sigue sin tener las prestaciones de seguridad social y pasó de 44.3 por ciento en 2000 a 45.3 por ciento en 2017; pero los salarios siguen en caída libre.
Según este estudio, desde hace 10 años los salarios han tenido un deterioro de en un 32 por ciento para “las personas con alta escolaridad” y “sin una mejora sustancial en los ingresos de los otros grupos”.
Pero lo más preocupante, es que el 76 por ciento de los hijos de los hogares más pobres se mantienen en esa situación y solo 2.1 por ciento puede escalar socialmente; por lo que “México tiene una de las tasas de movilidad social más bajas del mundo”.
Otro informe, éste realizado por el Observatorio de Salarios, asegura que 68 por ciento de los trabajadores no les alcanza para comer, vestir y ni vivir sobre la línea de bienestar con los ingresos que perciben, siendo los jóvenes el sector más afectado por esta situación.
Y lo peor de todo, es que la mitad de la población asalariada tiene “jornadas laborales diarias por encima de lo establecido por la Norma Constitucional y Ley Federal del Trabajo”, dice este estudio, además de que según la OCDE, somos el país que más trabaja, uno de los que menos produce y el que peores salarios tiene en toda América Latina.
Ahora en épocas de elecciones presidenciales, para todos aquellos que defienden a la elite política que ha gobernado en los últimos sexenios a México y lo ven como una garantía de bienestar; éstos son los números que identifican a México en el mundo.
Foto: Presidencia de la República Mexicana.
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