Por Asfaltos.
Continuando con el pulso a las películas que se presentan en la #65Muestra Internacional de Cine, en Reconoce MX toca detenernos en la más reciente cinta del cineasta iraní Jafar Panahi. Sí, Panahi es el mismo realizador que ya ha ganado el León de Oro del Festival Internacional de Cine de Venecia (por su película «El círculo»), así como el Oso de Oro del Festival de Berlín (por su película «Taxi Teherán»); pero es también el mismo cineasta que ha sido condenado a no filmar por el gobierno de su país, y sigue haciéndolo…
Era 2009, cuando tras las protestas electorales en su país, Jafar Panahi fue detenido en un cementerio de Teherán por haber acudido como muchos más al entierro de Neda Agha-Soltan, joven asesinada por la milicia iraní. Jafar Panahi finalmente fue liberado, pero como precio pagó el que le quitaran su pasaporte y que le prohibieran también dejar el país. Un año después, en 2010, Panahi volvió a ser detenido pero ahora sin razón clara. Tras una serie de negociaciones, y frente a los ojos de la comunidad cinematográfica que alzó la voz en favor del realizador, Jafar Panahi volvió a dejar la cárcel, aunque a finales de ese mismo 2010 regresó tras otra condena, y también fue inhabilitado de realizar cine.
Pues bien, ese Jafar Panahi es el realizador de una de las mejores películas de la #65Muestra Internacional de Cine; en apariencia una de las más sencillas, pero sin duda una de las más complejas. Ya habíamos visto a Panahi desafiar su prohibición de hacer cine cuando filmó «Esto no es una película» (2011) en su propia casa; y también cuando realizó su laureada «Taxi Teherán» que le valió precisamente el Oso de Oro de la Berlinale. Jafar Panahi se vuela ahora literalmente la barda con «Tres rostros», cinta en la que vuelve a ser un protagonista (si bien ya no tan principal, ahora mas bien un observador), pero ahora en el mundo rural iraní, ese que resulta tan contradictorio del urbano, pero también con su muy marcado grado de violencia.
La primera escena de «Tres rostros» es absolutamente tremenda. Mostrada como una grabación directa de un celular, una joven (Marziyeh Rezaei) confiesa al interior de una cueva local que desesperada por el hecho de que su familia le prohíbe su sueño de ser actriz, ha decidido contundemente terminar con su vida pues le es imposible seguir así, viviendo a medias… El video, que sabemos fue enviado a una amiga que tenía como misión hacérselo llegar a una actriz, cumple con el objetivo: Behnaz Jafari, acompañada de Jafar Panahi, acude en la búsqueda de la misteriosa joven, cuya muerte recae en esa actriz quien es precisamente Jafari.
Rayando entre la ficción y la realidad, mezclando ambos universos para involucrarnos de una forma muy particular pero sobre todo muy acertada, Jafar Panahi consigue con «Tres rostros» una película que nos va involucrando en una historia llena de misterio y de suspenso. Sí, Behnaz Jafari es en la vida real una actriz iraní, y sí, Jafar Panahi termina representándose a sí mismo. La joven que vimos en la primera y muy contundente escena de la película, está basada en un caso que en efecto escuchó en el mundo real el propio Panahi.
La chica aspirante a ser actriz, la propia Behnaz Jafari y una tercera intérprete mayor cuya presencia es remarcada, más no mostrada, son juntas los «Tres rostros» que Jafar Panahi dibuja con tanto cuidado y esmero. Los tres retratos de estas mujeres en el Irán rural terminan por causarnos una serie de reflexiones que si bien podrían resultar un tanto «locales», cuando se ven en la pantalla terminan por generar muy tristemente muchos ecos en nuestro país. La violencia con la que es impedida la joven actriz a ejercer algo que es legítimamente su sueño, resulta mayor cuando se le observa en el contexto de una localidad como la del pueblo conservador, lleno de usos y costumbres, donde se desarrolla la historia. Sí, la localidad fue recreada con ayuda de tres pueblos distintos cuya conexión directa con el autor de la película es sólida y profunda.
Sin tantos aspavientos, con un trabajo fino detrás y frente a la cámara, Jafar Panahi nos invita a ser los espectadores de una historia íntima en la que descubrimos las dificultades que los «Tres rostros» femeninos que nos retrata viven en un territorio como el suyo. La película es sin duda una denuncia, pero una muy bien cuidada. Jafar Panahi además de dar a conocer un punto de vista, realiza un trabajo tremendo que hasta el mismísimo final no nos suelta en ningún momento. Como parte de la diversidad de cintas presentes en la #65Muestra Internacional de Cine, «Tres rostros» es en definitiva una de las películas imperdibles… y sí, estoy consciente que ya he escrito ese adjetivo en reseñas anteriores.
La #65Muestra Internacional de Cine se proyecta hasta el próximo 3 de diciembre en Cineteca Nacional. Del 23 de noviembre al 15 de diciembre se exhibirá en casi una veintena de sedes de Ciudad de México y Área Metropolitana (cinco sedes de la UNAM, dos del IPN, tres complejos Cinépolis, cinco complejos Cinemex, el IFAL, el Centro Cultural Carranza, Cinemanía Loreto y La Casa del Cine). La selección recorrerá durante diciembre y enero el interior de la república. Para más información consulta el micrositio.
Con imágenes cortesía de Cineteca Nacional.
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