Por Asfaltos.
La semana pasada, el lunes 26 de noviembre, me enteraba de una noticia que siéndoles franco me dolió mucho. El animador y productor estadounidense Stephen Hillenburg moría a los 57 años de edad víctima de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). ¿Pero quién era Stephen Hillenburg? El creador del éxito animado «Bob Esponja», nada mas y nada menos.
Lo tengo como un recuerdo vago, pero la primera vez que vi «Bob Esponja» me quedé fascinado. Había escuchado del personaje gracias a mi amigo Alex quien a finales de los 90, inicios de los «dosmiles», vivía en los Estados Unidos de América. «La caricatura de una esponja amarilla», me decía por teléfono cuando me comunicaba con él y le preguntaba qué era lo que veía en la televisión. Vaya, eran los años antes de las redes sociales, donde si querías hablar con alguien en otro país había que agarrar el teléfono.
Mi hermano Sergio, el único que tengo, se me quedaba viendo raro cuando me veía observando «Bob Esponja». La misma cara puso cuando por primera vez había visto el video de «Tomorrow Comes Today» de Gorillaz, justo cuando se pasaba en MTV. «¿Qué ves?», me preguntaba Sergio; y francamente no sabía cómo responderle. Mi fascinación por Bob Esponja a mis 14, 15 años de edad, fue extraña pero inmediata. Me sacaba un montón de risas ese personaje cuadrado y el universo que le acompañaba.
En mi infancia había sido un entusiasta seguidor de la ya en ese entonces extinta «Ren y Stimpy». Ahora que lo pienso tenía mucha libertad para ver la televisión en aquellos años, porque no sé qué hubieran pensado mis papás de que viera junto a mi hermano esa caricatura. Algún día escribiré de «Ren y Stimpy», pero de entrada «Bob Esponja» me recordaba mucho a aquella serie. Quién sabe, podía ser su humor -aunque el de Bob no era tan vulgar como el de «Ren y Stimpy»-, e inclusive su música…
El mismo 26 de noviembre pasado moría también Bernardo Bertolucci, el reconocido realizador de «Úlitmo tango en París» (1976) y «El último emperador» (1987), entre otras películas; sin embargo, entre sarcástico y sincero, le confesé a un amigo: «me duele más la partida de Hillenburg que la de Bertolucci». Porque al final Hillenburg me llegó en un momento importante en mi vida, cuando de puberto pasaba a adolescente y al poco tiempo a adulto joven. Porque simple, y sencillamente, «Bob Esponja» de Stephen Hillenburg me sacó demasiadas carcajadas… demasiadas.
Éramos mi hermano y yo. Él tenía 17 años y yo tenía 18. Los dos, en una sala de cine, entramos a ver «Bob Esponja: La película» (2004). Les juro que jamás nos habíamos reído tanto los dos juntos en una sala de cine. Desde luego que se combinó el que fuéramos juntos, pero también el humor siempre simple y sencillo de Bob Esponja. La comedia de Bob siempre me resultó irreverente sin caer nunca en lo negro ni en lo vulgar. Sí, en muchos momentos y ahora que lo vuelvo a revisar, la serie incluía un humor con doble sentido que sin embargo no ofendía a los más chicos, el público objetivo de la serie.
Los personajes, llenos de características que nos hacían reír pero que nos hacían también repelerlos un poco, estaban increíblemente bien diseñados. Bob Esponja adorable pero ingenuo, Patricio Estrella el mejor y el peor amigo a la vez, Calamardo el vecino amargado pero gracioso, Don Cangrejo y su obsesión enfermiza por el dinero y desde luego Arenita valiente pero también bastante violenta…
A destacar también la banda sonora de la serie, sin duda una de mis favoritas. Ya en un futuro prometo hablar de música de caricaturas, pero sin duda la de «Bob Esponja» entra entre mis favoritas. Si bien muchas canciones de la serie eran realizadas para ésta, también se incluían melodías tradicionales que remitían al mar, así como sí, música que se había usado también en «Ren y Stimpy» -sí, estaban más emparentadas de lo que suponíamos-. ¿Creerían que los mismísimos Pantera incluyeron un tema exclusivo para musicalizar un episodio -uno de los más divertidos, por cierto-? En la primera película de Bob -la que vale la pena-, fueron incluidos también músicos como The Flaming Lips, Wilco, The Shins y hasta Motörhead.
Basándose en los dibujos que él mismo realizó en su paso por el Instituto Océanico, Stephen Hillenburg creó el capítulo piloto de «Bob Esponja», para finalmente estrenarlo el primer episodio el 1 de mayo de 1999 en Nickelodeon. 20 años después de su creación, quién nos diría que nos estaríamos despidiendo de un hombre que a muchos nis hizo reírnos: no, mas bien, ¡cagarnos de la risa!
Cierto es que «Bob Esponja» ya no volvió a ser lo mismo años después de su estreno. Cierto es que la segunda película fue mucho menos afortunada que la primera. Pero también cierto es que «Bob Esponja» terminó por definir un canal como Nickelodeon (con todo y sus asegunes), y que se convirtió por méritos propios en una de las caricaturas animadas más importantes de la televisión estadounidense.
Por eso, por todo lo anterior: ¡Hasta siempre Stephen Hillenburg, gracias por tantas risas! Gracias por todo.
Asfaltos. Sobrevivo en una ciudad junto a millones de personas. ¿Mexiqueño? Me enamoro rápido y olvido difícilmente. Amo la música, el cine, los cómics, las mujeres y -últimamente gracias a los servicios de streaming– las series también. Vivo la vida a través de letras y melodías. Músico frustrado. Me pueden encontrar escuchando U2, Radiohead y Coldplay; así como Grand Funk Railroad, Styx y Eric Burdon; Chetes, Jumbo y Siddhartha; y hasta Jesse & Joy, Silverio y Aleks Syntek. Batman y Star Wars mis pasiones; también el Cruz Azul, pero ya saben… subcampeonísimo. Sobreviviente y náufrago; ermitaño que odia la soledad.
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