Texto y fotos por Alicia Ávila Monroy.
El pasado martes 27 de noviembre fue de las noches más increíbles y mágicas que nos ha regalado El Plaza Condesa.
>>Disfruta nuestra galería completa de Damien Rice en El Plaza<<
La gente comenzó a darse cita en el venue alrededor de las 20:00 horas para la presentación del músico irlandés, Damien Rice, pero lo que nadie se esperaba era ser recibidos con sillas para disfrutar de la íntima velada.
Antes de comenzar su carrera como solista, Rice fue el cantante de la banda de rock Juniper; en 1999 no le convenció la grabación del primer material debido a la dirección comercial que estaba tomando el disco y fue cuando decidió iniciar junto a su guitarra acústica su camino hacia esta melancólica y reveladora aventura por Europa con Lisa Hannigan por un tiempo, hasta finalmente desprenderse y emprender solo su camino (a partir de 2007).
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El compositor quien no visitaba México desde 2015, salió pocos minutos después de las 21:00 horas con una camisa blanca y su guitarra, bajo una luz tenue perfecta para crear una atmósfera nostálgica que apenas lograba ser alumbrada por las luces dirigidas hacia él en el escenario.
“Amie” fue la primera melodía interpretada de la noche. Siempre hay situaciones peculiares en un concierto y esta vez fueron los asistentes quienes marcaron esta pauta e hicieron distinto este show, pues el público de Rice fue bastante respetuoso; ligeramente corearon las canciones, no hablaban durante el tiempo que él interpretó cada tema, en ningún momento se pusieron de pie estorbando a la gente sentada detrás de ellos ni tomaron fotos o videos impidiendo que las personas de atrás disfrutaran de la presentación; al contrario, los espectadores estuvieron atentos a cada nota, discurso y palabras que compartía el irlandés, que hubo varios momentos que nos convertimos en uno con él.
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Temas como «Cold Water» y «The Blower’s Daughter» que fueron parte de reconocidos soundtracks («Closer», por ejemplo), fueron reconocidos desde los primeros acordes y acompañados por suspiros e incluso, lágrimas.
«Rottles Tree», «I Remember» y «Volcano» fueron otros de los temas que la gente disfrutó junto a Rice y la luz baja, lo que hizo que el show fuera más especial.
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Fue un concierto que duró aproximadamente dos horas en el que además de compartir su música, nos hizo cantar, reír, gritar y llorar pero sobre todo, pensar en toda la carrera artística que tiene el artista y recordar lo que sentimos aquella primera vez en la que escuchamos cada uno de sus temas.
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