Texto por Gustavo Ramírez.
Fotos por Priscilla Riebeling.
Luego de siete largos años de espera, la pista de baile del Foro Indie Rocks! de la Ciudad de México volvió a retumbar al compás de dance punk, post punk y new wave de Datarock. La banda noruega regresó a nuestro país para presentar su más reciente larga duración, «Face the Brutality», así como el EP «A Fool at Forty is a Fool Indeed» lanzado el 22 de febrero de este año.
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Las puertas se abrieron cerca de las 20:00 horas del pasado 1 de marzo, para dejar entrar a un pequeño pero ferviente grupo de admiradores dispuestos a compartir el mismo grito de fiesta y rebeldía. La nostalgia era evidente: las conversaciones se convirtieron en una remembranza que repasaba los clásicos del «Datarock Datarock» y el «Red».
Poco antes de las 22:00 horas, la pista fue invadida por un centenar de cuerpos que derramaban su mirada expectante sobre el escenario. Luego de algunos minutos ahí estaban: los conjuntos deportivos, las gafas oscuras y el aire de misterio gansteril. El reencuentro con Datarock se sintió igual que volver a ver al amor de tu vida después de años de ausencia.
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Confieso que la primera impresión fue extrañísima. Los músicos que acompañaron mi adolescencia habían entrado en años y eso, irremediablemente, potenció la sensación de nostalgia. Sin embargo, un guitarrazo fue suficiente para reconciliarnos con la juventud y convertir al lugar en un manicomio.
La presentación de anoche fue una vorágine que hacía inútil cualquier esfuerzo por permanecer inmóvil. Datarock nos llevó al clímax de la euforia con clásicos como «Give It Up», «Fa-Fa-Fa», «Amarillion» y la increíblemente poderosa «True Stories». Sin embargo, tengo que decir que el mood cambió de manera abrupta cuando la banda interpretó sus tracks más recientes que, por cierto, guardan cierta distancia con el ánimo fiestero que los ha caracterizado. Las canciones son buenísimas, pero el brinco es muy evidente.
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Luego de una hora de baile, los músicos se detuvieron y abandonaron el escenario ante el asombro de los asistentes. Todos comenzamos a mirarnos con ojos que, tácitamente, decían que faltaba uno de los clásicos. De pronto volvieron y el riff de «Computer Camp Love» provocó un alarido estruendoso que trazó el rumbo hacia el final de una noche espectacular que terminó con una versión divertidísima de «The Time of My Life» (sí, la misma de «Dirty Dancing»).
La vuelta de Datarock a México se convirtió en una íntima y sudorosa convivencia: la banda y sus fans hicieron que estos siete años de espera valieran la pena.
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