Con motivo del Día Internacional de la Mujer, las colaboradoras de Reconoce MX nos hicimos distintas preguntas que nosotras mismas nos respondimos. A continuación nuestras reflexiones.
¿Cómo se siente ser mujer en el México actual?
Ser mujer en México en pleno 2019 es relativamente sencillo… Se supone que hay “equidad de género”, se supone que hay “igualdad de derechos laborales”, se supone que somos libres. Y sí, si lo comparamos con países de oriente donde las mujeres son sometidas y es legal hacerlo, vivimos en un país que en teoría está desarrollado. Sin embargo, vivimos en una sociedad machista. Una sociedad que aún hoy en día, no es capaz de ver a la mujer como una igual de un hombre. Pero todo depende de las perspectivas, yo, por ejemplo, soy una universitaria de una carrera “para mujeres”, al menos en su mayoría. Una carrera artística es asociada con la mujer por la feminidad, por la sensibilidad, es asociada fácilmente y está bien vista. Sin embargo, mi madre es ingeniera civil y para ella el camino ha sido totalmente distinto. Ha tenido que enfrentar abusos de autoridad y ha intentado ser relegada a un puesto de “secretaria” y de “cara bonita”, ya que su opinión profesional no tiene el mismo peso que la de un hombre. Y quizá en mi medio va a ser exactamente igual, solo que no lo he vivido aún. Y no hablemos de la violencia hacia nuestro género. No sé cuántas veces he leído “nos están matando” y no es por exagerar.
Mi miedo más grande cuando me despido de mis amigas, ya sea saliendo de la universidad a las 10 de la noche o yendo de fiesta, es no volver a verlas. Y no, no importa cómo iban vestidas o con quién estaban. Importa que estaban y que quizá ya no estén si no cambiamos las cosas. México está en guerra desde hace algunos años, sí, pero las mujeres llevamos luchando esta violencia toda la vida. Desde una palabra obscena en la calle hasta la muerte. Y no, no exageramos cuando pedimos que no nos griten en la calle. Cuando un hombre lo hace no dimensiona que nos aterra, que tiene una ventaja física sobre nosotras y que no es un halago, es una agresión.
Ser mujer en México en el 2019 es relativamente sencillo, pero seguimos viviendo en un mundo machista. Un mundo que tacha de “feminazi” a cualquiera que piense fuera de la caja que el género masculino ha diseñado. Por ahí en alguna marcha en contra de la violencia hacia la mujer, leí “¿Por qué si nos llaman ‘feminazis’, nosotras somos las que estamos muriendo?”, y es cierto. Quizá suena a chiste, pero así se siente. Un cambio puede empezar desde algo tan sencillo como dejar de usar una simple palabra…
Por una parte, siento un increíble miedo de ser asesinada y por la otra, feliz por la oportunidad de vivir ahora. Es complicado porque hay muchas oportunidades de desarrollo gracias a todas las feministas que lograron que pudiéramos estudiar y trabajar, porque ya nadie espera que nuestra máxima realización sea que nos convirtamos en madres. Ahora cada mujer puede decidir lo que quiere hacer con su vida. Sin embargo, somos vulnerables a ser asesinadas porque no hay seguridad en el país y porque seguimos viviendo en una sociedad machista que también es practicada por mujeres. Hoy tenemos la oportunidad de que hombres y mujeres aspiremos a una sociedad más justa y segura para todos, donde se respete el derecho que tiene cada persona a desarrollarse como quiera sin que haya prejuicios.
(Respondo también: «Si pudieras cambiar una sola cosa (y entre más concreta, mejor) de la sociedad en términos de equidad, ¿cuál sería?») Ambas preguntas van de la mano con mi respuesta, ya que hoy en día ser mujer en México es una situación temerosa. Salir a la calle sola o con otras mujeres, tomar transporte público o tan simple como tomar una bebida es sinónimo de peligro. Somos incapaces de vivir libremente por el temor a que lleguemos sanas y salvas a nuestro destino, el temor de que tal vez tu mamá, hermana o amiga sean víctimas de la violencia que absorbe a nuestro país. Me gustaría cambiar eso, ser libres de estar sin miedo por poner un pie fuera.
El decir soy mujer en lo personal me da un orgullo, pero también es una responsabilidad para demostrarle a las generaciones de abajo que no es una debilidad; que al contrario el ser mujer nos tiene que empoderar, dar ganas de demostrar que vales igual que un hombre porque tenemos que trabajar lo doble para ser igualmente reconocidas. Hoy en México muchas mujeres nos estamos uniendo para hacer cambiar y darnos el lugar que nos corresponde en los puestos que de verdad merecemos. Ya que corremos muchos peligros, el no poder salir a la calle, el miedo de pensar que el señor de atrás te está siguiendo cuando no lo es. En el México actual las mujeres tristemente estamos viviendo aterradas, con temor de salir en las noches o tener que pensar si lo que traigo puesto es adecuado para no ser juzgada por la sociedad; cuando en realidad las mujeres somos unas chingonas, luchamos, nos esforzamos y hoy en día ya se está reconociendo esto. No lo niego, falta mucho camino todavía por recorrer pero vamos en el camino correcto, vamos haciendo un cambio que me gusta, me da ánimos darme cuenta que todo el esfuerzo de las mujeres está valiendo la pena. Ser mujer hoy en México debe ser de orgullo, tiene que darnos para arriba, pues como dicen “haber nacido nena no debe ser una condena”; tenemos que seguir este camino para llegar a la igualdad, pero hoy ser mujer en México es un privilegio de lucha y de constancia.
En lo personal ser mujer no es tan agradable cuando tienes deseos de utilizar alguna prenda de vestir en específico pero desistes de hacerlo para no llevarte alguna experiencia desagradable en la vía pública; no es tan agradable cuando tomas conciencia que cualquier tipo de educación incluso la sexual es un privilegio en muchas partes de la República Mexicana, y que la elección sobre tus decisiones de vida -ya ni qué decir de tus cuerpos es inexistente-; por supuesto que aún hay mucho por lo que vale la pena seguir viviendo a pesar de ser mujer mexicana, pero si los derechos, seguridad e integridad de las mujeres no se han logrado garantizar, es preocupante para los grupos vulnerables porque muchos dependen del cuidado y solvencia de las mujeres… como también la crianza de los hijos.
Ximena Hilton:
Ser una mujer trabajadora dejó de ser tan valioso como lo es ser una mujer viva en el territorio mexicano, al que con miedo llamamos hogar. Ser una mujer en México pasó de ser un orgullo a ser un motivo de terror, de desconfianza, de caminar oculta entre las sombras, de evitar las vías oscuras, las altas horas de la noche, la ropa reveladora. Es un motivo para cargar en nuestra bolsa con un arma blanca o algo que se le parezca. Y pensar en qué hacer cuando nos ataquen, a quién llamar, como despistarlos, qué aplicación descargar.
Es caminar en las calles mirando hacia atrás cada cinco segundos, rogándole al cielo que al hombre detrás de ti no te le antojes como un bocadillo. Es respirar cuando te das cuenta de que sólo es un peatón despistado. Es esperar que la foto del anuario, del pasaporte, la licencia o la del INE no se vuelva una más en la exhibición victimaria de rostros jóvenes, con los ojos llenos de ilusiones que quizá no vuelvan a existir… Que quizá mañana sea yo o seas tú… Que quizá nos pase solo por ser mujeres.
Ser mujer en el México actual es soportar ser llamada puta cuando usas falda, y en el mejor escenario es ser el blanco de algunos piropos callejeros o de miradas sedientas. Ser apodada perra cuando alzas la voz o le gritas que no al hombre de manos resbaladizas en el transporte público. Ser mujer es empezar a ubicar adrede las calles en donde circulan más coches y personas, y pensar a qué hora es prudente regresar a casa después de una noche de inocente diversión; de reflexionar si los transportes son seguros, y en no ser la próxima joven que intentó regresar a casa en UBER, o DiDi o Cabify, y por estar pasada de copas jamás llegar.
Ser mujer nos pone inmediatamente en una posición de vulnerabilidad que no merecemos pero que ahora parece ser la única opción segura para nosotras. Ser mujer nos hace escondernos del mundo externo, y rezar en silencio porque estos silenciosos feminicidios terminen. Ser mujer en este México exige que entre todas nosotras nos apoyemos, y que las personas entiendan que el miedo que sentimos no es injustificado. No debería de ser así, México es nuestro hogar y hay que luchar por volvernos a sentir seguras en nuestra propia casa.
Desde tiempos remotos ser mujer significa ostentar un rol difícil y subordinado. Las religiones más profesadas a nivel mundial (cristianismo, catolicismo, islam, etc.) consideran a la mujer un objeto de segunda clase, débil, ignorante y perjudicial, cuyas aportaciones a la sociedad sólo incluyen parir hijos y el cuidado del hogar.
También grandes pensadores clásicos, modernos y contemporáneos (Nietzsche, Freud, Jung, Ortega y Gasset, Rousseau, Aristóteles, Schopenhauer, Oscar Wilde, etc.) describen a la mujer como un ser despreciable y de poca relevancia, una criatura bella hecha para la satisfacción sexual y los trabajos domésticos (cuando mucho). Toda mujer con inclinaciones a la independencia, el conocimiento, la libertad y autosuficiencia es considerada peligrosa, hereje, bruja, loca o «feminazi».
Ser mujer significaba y significa estar atada a esos principios que rigen el comportamiento, las actividades y el estilo de vida. A la mujer se le deshumanizó entonces y se le deshumaniza ahora, se le niegan derechos, se le prohíben actitudes, se le dicta cómo vivir. Ser mujer significa ser forzada a seguir la voluntad de otros, a conformarse con lo que hay y con lo poco que se le obsequia.
Ser mujer en México es ser hija de un país que idolatra un dios que sobaja a la mujer a menos que ésta sea devota madre y sumisa esposa, sacrificada por la familia, las labores del hogar y no trabaje a deshoras. Ser mujer en México es ser violada y asesinada si se anda sola por las calles al salir de trabajar, al salir a correr, a pasear al perro, a platicar con una amiga o a divertirse a una fiesta. Ser mujer en México es ser atacada con gritos e insultos en cada esquina, es ser abusada, es ser tocada, es ser vista hasta la intimidación. Ser mujer en México es ser encarcelada si decides no continuar con tu embarazo, ser juzgada sino quieres ser madre y ser agredida si decides mantener tu vida profesional y social si ya tienes hijos.
Ser mujer en México es ganar menos por el mismo trabajo, es tener que aceptar acostarte con tu jefe para no perder el puesto. Ser mujer en México es vivir sin amor porque sólo se es objeto, una vieja, un culo, unas nalgas, unas tetas, una hueca que estará ahí para aguantar mentiras, infidelidades y maltratos. Ser mujer en México es ser una mal cogida sino aceptas tonterías de los demás, una quedada sino aceptas a cualquiera, una fracasada si decides dejar a quien te rompe la cara, la vida y los sueños.
Ser mujer en México es ser burla si dices lo que piensas, violentada si exiges justicia y respeto. Ser mujer en México es o ser vulgar o ser decente, ser un hoyo o ser una buena nalga, es no tener valor si no eres guapa y sí lo eres ¡qué más da! Sigue sin importar lo que tengas qué decir, tus talentos y aspiraciones. Ser mujer en México es recibir flores el 10 de mayo e insultos el resto del año, es recibir felicitaciones el 8 de marzo y castigos sociales a todas horas. Ser mujer en México es ser eso- no quién- y nada más.
Al pensar en la palabras «mujer» y «México» dentro de la misma oración, lamentablemente lo primero que se nos viene a la mente no nos deja un mal sabor de boca. Al parecer sobran los ejemplos de nefastas situaciones que viven las mujeres actualmente en nuestro país. Pero para mí justo hoy 8 de marzo, lo que me viene a la mente es reconocer que por esta complicada situación han surgido muchos grupos de apoyo entre mujeres en diversos ámbitos, tanto sociales, culturales y artísticos.
Como amante de la música electrónica, soy una persona asidua a visitar diversos dancefloors y siempre me ha parecido «curisoso» el hecho de que los medios usan fotos de chicas que asisten a los eventos para promocionar «el nivel de fiesta que manejan». Pero, ¿en dónde quedan las mujeres DJ’s o productoras? Un colectivo que ha ido creciendo poco a poco es WOMXN, que bajo el slogan «Let’s keep the decks diverse» ha logrado dar espacio a las mujeres que tienen mucho que decir detrás de los decks y ésto desencadena en un dancefloor más agradable y buena vibra para todos los asistentes a sus eventos. Me da mucho gusto que se creen estas alianzas entre mujeres; realmente creo que este tipo de colectivos son la clave para desde nuestra pequeña trinchera tratar de crear un ambiente armonioso para la convivencia de cualquier tipo.
Equidad en todos los ámbitos debería ser el objetivo común de nuestra sociedad y actitudes como la de WOMXN me da esperanza en que algún día se deje de exigir equidad porque ya se vive en ella.
¿Qué cosa te gustaría que nosotras las mujeres dejáramos de hacernos entre nosotras?
Yo creo que a veces somos nuestras peores jueces con nosotras mismas y con otras mujeres. Me encantaría que dejáramos de criticar y hablar mal de otras mujeres que al final no sabemos por lo que están pasando y porqué. También me encantaría que no hubiera duda al denunciar un acoso sexual ni buscar motivos justificantes por los cuales pasaron; creo que debe haber un apoyo mayor y hacernos parte de las historias de otras mujeres para darle más fuerza y combatir estas situaciones.
Si pudieras cambiar una sola cosa (y entre más concreta, mejor) de la sociedad en términos de equidad, ¿cuál sería?
Quisiera que cambiáramos nuestro entendimiento de hogar. ¿Cuál es el papel del hombre en las tareas domésticas, en la crianza de los hijos y como pareja? ¿Y qué espera la sociedad y el sistema laboral de los hombres?
No importa si nuestra familia es de dos, de tres, de diez, quisiera que los hombres no se cuestionaran su participación en el mantenimiento de un hogar y que las mujeres se lo cuestionaran mucho. He escuchado más de una vez en mujeres de mi edad (30 años) que prefieren no mudarse con su pareja porque eso sería “como tener un bebé”, pues implica duplicar sus tareas domésticas. A pesar de que esos hombres hayan vivido solos antes, de repente suponen que la mujer será quien lleve el control del hogar: comida, ropa, limpieza, pagos de servicios, etc. Muchas mujeres se encuentran con un mundo donde los hombres continúan creyendo que deben “ayudarlas” en el mantenimiento del hogar en lugar de formar un equipo que se divida las tareas y que no espere órdenes de lo que deben hacer. Si limpiar una casa cuesta cuatro horas a una persona, dividirlo entre dos termina dando tiempo para ir al cine.
El respeto en concreto no sólo hacia la mujer sino a todos los seres vivos y su derecho a vivir en este planeta.
Katia Stephanie Ibáñez Del Rivero:
Cuándo tenía 13 o 14 años vivía muy cerca de un McDonald’s. A tan sólo una calle y el estacionamiento de un supermercado de distancia. Un día cualquiera después de comer decidí ir por un cono.
Cuándo venía caminando de regreso comiendo mi codiciado premio, pasó junto a mí un señor (suficientemente grande como para ser mi papá y un poco más) que iba caminando en sentido contrario y que cuándo pasé junto a él me susurró «Qué rico que me chuparas así la verga». Lo miré tratando de decidir si lo había dicho o lo había soñado. ¿Cómo era posible qué fuera cierto? Su asquerosa cara confirmó que no lo había soñado, así que seguí mi camino y tiré mi helado en el siguiente bote de basura que me encontré.
Ese día entendí que simplemente por ser mujer tenía que tener la guardia en alto, siempre. No podía hacer algo tan inocente como salir a la calle a comprar un helado sin cuidarme de no pasar demasiado cerca de alguien que se viera sospechoso, que tenía que fijarme en todo y en todos a mi alrededor para decidir qué y a quién evitar.
Así que si pudiera cambiar una sola cosa, sería esto: el «double-check«. Que las mujeres no tengamos que pensar dos veces por dónde pasar, a quién evitar, cómo se ve nuestra blusa, si debemos cruzar a la otra banqueta.
Para mí, ese sería un enorme y maravilloso cambio en pro de la equidad.
Cuando una como mujer quiere usar un escote, falda, alguna blusa que muestre sus hombros, o ponerse tacones -o no mostrar nada-, no debería de ser una causa para recibir ataques hacia tu persona, porque eso es lo que son, ataques; porque para alguien que ha sido víctima de algún tipo de acoso es difícil, y mucho, quitarse ciertas cosas de tu mente, porque siempre está ahí. Todos los días. Cada hora. Minuto. Segundo.
Una no debería al caminar, estarse cuidando si en la misma acera va caminando un hombre que se puede propasar con un “cumplido”, un toqueteo, una agresión física, o la muerte.
Cuando a una le pasa, jamás se le olvida, porque el miedo nunca desaparece, porque el temor se vuelve eterno…
“Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas”, Mary Wollstonecraft.
Constantemente se escuchan chiflidos, piropos y gritos en las calles. Se leen cifras de mujeres asesinadas aumentando día con día y noticias en las que se culpa a la mujer de cualquier cosa que le pueda pasar. Se ven mujeres sufriendo, pidiendo ayuda, exigiendo derechos. Vivimos en uno de lo países más inseguros para ser mujer y aún así la palabra feminismo se sigue desacreditando y confundiendo. Si pudiera cambiar algo en la sociedad es que tanto mujeres como hombres tuviéramos las mismas posibilidades de elegir por nosotros mismos. Que nadie decida sobre mi cuerpo, sobre mi vestimenta, sobre mis sueños, sobre mis pensamientos, sobre mi libertad.
Estamos en un momento histórico muy importante en el que las mujeres están luchando, están hablando, están bailando para lograrlo. Luchen con nosotras, bailemos juntos para lograr un cambio social real para que ya no salgamos con miedo a las calles, para que no nos callen, para que no nos maten, para quitarnos las cadenas, para que seamos.
¿Qué me gustaría que dejáramos de hacernos entre nosotras?
Bien dicen que la peor enemiga de una mujer, es una mujer.
Debemos dejar de criticarnos, dejar de hablar mal de nosotras, dejar de exponernos; al contrario, deberíamos defendernos y no dejar que hablen mal de nosotras, ni un ex, ni un compañero, ni un familiar; no importa que sea cierto, todas las personas nos equivocamos.
Es importante como ser humano reconocer cuando la regamos y tener oportunidad de defendernos. El tema es que cuando alguien habla de un hombre mal, “es normal” por unos momentos y se olvida. Pero cuando hablan sobre alguna de nosotras, o nos juzgan (la mayoría de las veces, ni nos enteramos..), quedamos marcadas por siempre. Pero el odio entre nosotras crece, y así seguirá siendo…
Menciona un hombre o una mujer que admires por su actitud pro-equidad y cuéntanos por qué.
Dianne van Giersbergen es una vocalista de metal sinfónico y progresivo proveniente de Holanda. Es la actual cantante de la banda Ex Libris y ex vocalista de Xandria.
Dianne estudió canto, hizo una maestría y su tesis aborda el combinar su formación en canto clásico con el heavy metal. Es una de las vocalistas female fronted del metal más completas y preparadas; además de eso, tiene su propia línea de joyería y bisutería que realiza ella misma con cuerdas de guitarra viejas e inservibles.
Dianne es una mujer que se ha esforzado por lo suyo, fundó la banda Ex Libris a la cuál le ha dedicado su vida; cuando salió de manera injusta de Xandria defendió su derecho de ser tratada de la misma forma que cualquier miembro de la banda y que se respetará su salud.
No es fácil ser una mujer en el mundo del heavy metal, varias de ellas cuentan que siempre son sexualizadas y tratadas como objetos, reemplazadas después de que ya son son «tan jóvenes» o no pueden seguir con las largas giras que tienen que realizar. Dianne es una mujer fuerte que ha superado varios obstáculos, que ha sido la imagen de varios grupos y que siempre se ha mantenido firme ante cualquier adversidad. Es además de mi cantante favorita, un ejemplo a seguir, una mujer profesionista que alcanzó sus sueños a costa de mucho esfuerzo y dedicación; siempre defiende el hecho de que no por ser mujer eres menos o tienes menos posibilidades. Si en realidad luchas por lo que quieres, puedes ser la mejor.
Un hombre que siempre he admirado es Daniel Radcliffe, está de más presentarlo, pero sí hay que decir que siempre ha tenido una gran actitud hacia la equidad defendiendo el papel que hace la mujer ante la sociedad.
Foto: Icha Pineda.
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