De Donoso a Ripstein: ‘El lugar sin límites’.

Por Mariana Uty Estrada.

La adaptación del también director de ‘El castillo de la pureza’, tiene lugar en un pequeño, decadente y casi deshabitado pueblo, El Olivo, en el que sobreviven La Manuela, su hija La Japonesita, Don Alejo y su ahijado, Pancho.

La historia gira alrededor del travesti Manuela (Roberto Cobo) y del recuerdo que guardan él y las demás prostitutas – entre ellas, su hija – de la ya fallecida Japonesa (Lucha Villa). El cacique, Don Alejo (Fernando Vega), quiere comprar el prostíbulo donde viven para venderlo junto con el resto del pueblo a un consorcio. Sin embargo, La Japonesita muestra una rotunda oposición por lo que aquel lugar significó para su difunta madre, lo que le trae problemas con el anciano, y empeora aún más con el regreso de Pancho (Gonzalo Vega).

Esta obra maestra tiene varios aspectos muy interesantes a tratar. En primer lugar, tenemos el contexto, donde Ripstein logra de manera sobresaliente adaptar el libro que originalmente se desenvolvía en Chile, a la situación que estaba viviendo nuestro país en aquel entonces. Asimismo, esta es una de las películas más importantes y representativas para México, pues por si no sabían, se realizó durante una época crítica para el cine mexicano.

En esta extraordinaria y visionaria película, Arturo Ripstein hace un retrato de la sociedad de los años setenta, proyectándolo a través de las condiciones críticas en las que están los personajes; la enorme desesperanza que existe con el abandono de los habitantes en busca de una supuesta modernidad, y la pobreza en la que Don Alejo los ha obligado a vivir con el fin de ser dueño de todo el pueblo.

Por otro lado, la forma en la que plasma la homosexualidad en una sociedad machista, donde vale la pena recalcar la gran actuación de Roberto Cobo. Manuela es querida y discriminada al mismo tiempo. Es aceptada por su larga estancia en El Olivo, pero es también la burla y hazmerreír de los habitantes, quienes en muchas ocasiones solo buscaron provocarla para humillarla.

El filme representa la dificultad para adaptarse al cambio de ciertos sectores sociales y, lo difícil que es desapegarse de las tradiciones y el apego a la religión. De igual forma, la muerte de La Japonesa es una referencia a los efectos del modernismo en la sociedad mexicana; si no tienes poder, no saldrás beneficiado.

Para los amantes del cine, ésta es una de esas que no pueden dejar pasar. La increíble dirección de Ripstein es acompañada del guión adaptado por él, Manuel Puig y el mismísimo José Emilio Pacheco. Cabe agregar que la película no fue bien aceptada por el manejo de temas, entre los que destaca la homosexualidad. Sin embargo, recibió un Ariel de Oro para el director, y dos de plata para Roberto Cobo y Lucha Villa.