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México y la conmemoración de los difuntos, parte 2

Por Enrique Figueroa Anaya.

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La entrega pasada les platiqué de lo que eran las conmemoraciones de muertos, en México, cuando en aquellos tiempos ocupaban estas tierras los mexicas. Hoy, y ya hablando propiamente de las tradiciones mexicanas, tocaremos el tema de las conmemoraciones de muertos tras la llegada de los españoles y en los albores del México independiente.

tumba

Muchos historiadores hablan de la destrucción de la cultura mexicana con la presencia de los españoles, pero hay que ser claros; México no existiría sin la llegada de esos cuantos hispanos que con ayuda de miles, miles de indígenas, terminaron con el dominio mexica. Si bien la dominación vino con las armas, el gran éxito de la estancia española fue a través de la conquista espiritual.

Muchos de los rituales de la religión católica tenían similitudes con los indígenas, como por ejemplo, el acto de confesión, que en la tradición mexica «era presedida por dos deidades: Tezcatlipoca, dios invisible que estaba en todo lugar, y por Tlazoltéotl, la diosa de la lujuria y el amor ilícito» (Iglesias y Cabrera, 2008, 54).

Sin embargo muchas de las tradiciones nativas no tuvieron la «suerte» de transformarse de manera tan sencilla. La cremación y entierro de los mexicas sería prohibida por los nuevos gobernantes (la cremación no sería autorizada sino hasta 1957 con el permiso del Papa Juan XXIII). Así, sin poderse incinerar los cuerpos, nacieron los cementerios hoy tan concurridos; en la ciudad de México «el primer cementerio recibió el nombre de Panteón de San Gregorio. Estaba situado en el terreno que actualmente ocupa el parque Gabriel Mistral situado en la avenida Cuauhtémoc y Manuel M. Anza en la colonia Roma» (Iglesias y Cabrera, 2008, 59).

Fueron entonces los primeros cementerios de la ciudad los testigos de las ceremonias y rituales populares que se adaptaron al nuevo gobierno y a la nueva religión. De enterrar y ofrendar a sus muertos en sus casas, los indígenas, y posteriormente los mestizos, pasaron poco a poco a hacerlo en los panteones. La tradición no gustó mucho entre las autoridades de la Nueva España, como lo hace notar la prohibición de las ofrendas en 1585, sin embargo, la tradición ganó a tal punto que hoy la seguimos realizando.

Los cambios siguieron, y conforme se iban realizando modificaciones políticas y económicas, las fiestas y la relación de los vivos con los muertos también cambiarían. Así sucedió ya en el México independiente, cuando en tiempos de Juárez los cementerios pasaron a la administración del Estado.

Algunas de las nuevas tradiciones del Estado en cuanto a la muerte se refiere, fue sin duda la pomposidad y ostentidad de los ceremoniales; muy ad hoc con los tiempos de triunfalismo de la época. Por ejemplo, uno de los elementos más importantes era la Oración Fúnebre, que se ofrecía para asistir la muerte de algún político o militar. Una muy famosa, por cierto, la dedicada a Benito Juárez un ya muy lejano 14 de agosto de 1872.

En el siglo XIX la ciudad de México llegó a contar con siete cementerios de importancia. Entre ellos, y quizá uno de los más celebres actualmente, estaba el perteneciente al Convento de San Fernando, «del mismo nombre, destinado, desde 1883, a albergar los despojos de personajes relevantes de la vida política, literaria, científica y social» (Iglesias y Cabrera, 2008, 64).

Fue así que el Día de Muertos pasaría a celebrarse también en las iglesias, con lo que nacieron otras tradiciones como el de visitar las reliquias de los santos que se veneraban en diversos edificios como la Catedral, la Colegiata, Loreto, la Enseñanza Antigua, y demás.

Como ven la fiesta a los muertos en este territorio tiene una gran tradición, eso sí, muy lejos de la risa con la que tradicionalmente se le asocia; la muerte a pocos da gracia. En una tercera y última entrega platicaré de cómo celebramos en México actualmente la llegada de los muertos, por lo pronto, esto es todo.

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Bibliografía.-
Sonia C. Iglesias y Cabrera, Cuando los abuelos regresan, México, Plaza y Valdés, 2008.

 

 

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