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- “En México se han reducido de manera importante los niveles de analfabetismo en los últimos años, al pasar de un 9.2 por ciento, con 6 millones 55 mil analfabetas en el año 2000, a un 7.9 por ciento, con 5 millones 915 mil personas bajo esa condición durante el 2007, lo que coloca a nuestro país muy cerca de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio en materia de alfabetización.”
- Según el ex Subsecretario de Educación Media Superior, Miguel Székely Pardo “el rezago educativo alcanza a 33 millones de personas, sumando a los 5.9 millones de analfabetas, 10.3 millones de personas que no terminaron de cursar la educación primaria y 17.2 millones que no concluyeron la educación secundaria”.
Por Aranzazú Martínez Galeana.
Dándole seguimiento a lo iniciado la semana pasada, esta entrega se enfocará en mostrar los avances y retos que tiene México con miras al 2015; fecha en la cual los Objetivos de Desarrollo del Milenio cumplirán su plazo. Buscando información para esta nota encontré un titular del 2008 que reza: “México muy cerca de alcanzar los Objetivos del Milenio en alfabetización y cobertura educativa”.
Números más, números menos la conclusión es sencilla, México está a nada de ser una nación completamente alfabetizada. Les dejo a continuación parte de los números que tan felizmente destacan el avance que ha tenido nuestro país en los últimos años.
Por otro lado, según la Presidencia de la República la cobertura universal en la enseñanza primaria es ya una realidad asegurando que más del 95% de quienes ingresan la concluyen. También, y más peligrosamente falso, aseveran que “se ha alcanzado la equidad de género en todos los niveles educativos”. Sin duda sería adverso y altamente pesimista negar los avances que se han dado en materia educativa ya que el incremento en la tasa neta de matriculación en educación preescolar, por ejemplo, es real (de 50.2% en el 2000 a 80.9% en el 2012). Sin embargo, si leemos cuidadosamente lo presentado, veremos que dista mucho de estarlo porque, como continuamente aparecerá cual telón de fondo en los datos presentados, la desigualdad sigue siendo una constante que merma el esfuerzo gubernamental por reducir el rezago educativo.
No se puede hablar de cobertura universal cuando sales a las calle y ves a niños pidiendo dinero o vestidos de “payasitos”. Claro, el esfuerzo y trecho alcanzados son reales, pero mientras eso no se traduzca en que hasta la persona inmediata a nosotros posea las mínimas bases de educación, no se puede hablar rimbombantemente de “educación universal”. Mención aparte merece lo fácil que resulta dar números y estadísticas que más que retratar el bienestar social se limitan a ser los legitimadores del partido en turno. Hay cosas sumamente urgentes con las que no se puede jugar o falsear, sin duda la educación en México con toda la complejidad que encierra, es una de ellas.
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