El caso de Bryan Reyes y los sucesos del #1Dmx, parte 2

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Por Diana Bravo.

La detención se llevó a cabo el 1 de diciembre en la calle Filomeno Mata ubicada en la colonia Centro a las 11 horas aproximadamente, después de lo cual Bryan fue consignado a la Agencia 50 del Ministerio Público del Distrito Federal. Fue entonces cuando las autoridades se dieron el lujo de jugar con los cargos imputados y sin presentar la menor prueba en su contra, fue trasladado al Reclusorio Preventivo Varonil Norte en donde se encuentra en estos momentos.

>>Checa la galería, cortesía de Alejandro Amafra, de los sucesos del #1Dmx<<

El 5 de diciembre comenzaron a circular rumores en las redes sociales sobre el paradero de Bryan. El hecho es que se supo, por medio de una llamada de otro de los detenidos, que Bryan había sido separado de los demás presos. La voz de alarma fue dada por un joven cuya madre está encargándose del caso. Después de la alerta, el mismo joven explicó que los compañeros que estaban presos con él lo habían oído gritar, por lo que probablemente había sufrido alguna agresión física.

La tensión que esto provocó generó mucha mayor difusión en las redes sociales, difusión que logró generar denuncias y muchas más medidas de acción de parte de sus compañeros, tales como la organización de conciertos  para la difusión y recaudación de fondos para el caso de Bryan, así como de  acciones de protesta y métodos para lograr denunciar la situación en más instancias .  El 6 de diciembre se confirmó que Bryan ya estaba de regreso con los demás presos y que se había logrado mantenerlo ahí para corroborar su integridad.

El 9 de diciembre de 2012, integrantes del movimiento #YoSoy132 dieron a conocer que a Bryan Reyes, a disposición del juez 11 de lo penal, le fue dictado “auto de formal prisión por el delito de alteración de la paz pública”.

Con esta noticia concluyó la semana pasada y empezó para todos sus compañeros, amigos y familiares, una etapa de lucha para recuperar la libertad de un ciudadano inocente, un artista y sobre todo, un luchador social que sólo quizo pedir justicia y democracia para el pueblo mexicano.

Después del 1 de diciembre sabíamos que nada iba a ser igual, sin embargo muchas voces, miles de ellas, salieron a las calles a decirle al mundo que la imposiciónque se vió venir desde hace años, comparable para muchos a un golpe de Estado, no es indiferente para todo el pueblo mexicano. La gente salió a las calles a decir que aunque es bien conocida la clase de medidas represoras que es capaz de tomar Enrique Peña Nieto, todavía le queda dignidad para luchar por  sus derechos civiles.

Bryan y los demás miembros del movimiento #YoSoy132 que aún están en la cárcel saben porqué están ahí. Son presos políticos, algunos más a la lista del PRI que seguirá creciendo en este sexenio, pero que no pierden la fe ni la conciencia de lucha que los llevó ahí. No se arrepienten de lo que han hecho porque no tienen nada de qué arrepentirse. Son jóvenes, que como tantos miles más, han levantado la voz para exigir el derecho a la democracia, a la soberanía y a la esperanza de tener un presente y un futuro digno.  La realidad es que Enrique Peña Nieto puede reprimir a los jóvenes, y apoyado por el gobierno de falsa izquierda de la Ciudad de México puede tal vez seguir realizando actos abusivos como las detenciones ordenadas por Ebrard, o acciones de hostigamiento como las que vimos el 6 de diciembre en Ciudad Universitaria a cargo ya de su sucesor Miguel Ángel Mancera; pueden también intentar asesinar o apresar a todos los miembros el movimiento, ante los ojos indiferentes de la sociedad aún dormida; pero no detendrán la conciencia que hoy en día ha despertado en la juventud mexicana la esperanza y la necesidad que tienen ahora de cambiar el presente y construir su propio futuro.

Parafraseando a Neruda solo me queda decir que tal vez puedan cortar todas las flores, pero no acabarán nunca con la primavera mexicana.

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Texto publicado como parte de la convocatoria lanzada por Reconoce MX para difundir testimonios de los hechos sucedidos el 1 de diciembre de 2012.